ACERCA DE LAS AUTORAS

viernes, 3 de septiembre de 2010

LOS RELATOS INDIGENAS EN LA LITERATURA INFANTIL


Liduvina Carrera


LA LITERATURA INFANTIL

Cuando se menciona el “género Literatura Infantil”, Griselda Navas (1987) ofrece, a grandes rasgos, una tipificación precisa para este tipo de relatos. En consecuencia, las características de un texto escrito para niños serían las siguientes:

1.- Simulación de lo cotidiano. En este caso, la seguridad de lo familiar le da confianza al niño.
2.- Capacidad simuladora del discurso oral. El niño siente que le están contando un cuento y disfruta del texto.
3.- El texto debe representar un modelo de mundo. Al leer el texto, el niño se apropia del mundo que se le presenta y será capaz de diferenciar entre el bien y el mal.
4.- Presentación del héroe como espejo del niño lector. El niño se ve reflejado en el protagonista.
5.- Discurso literario en el texto. Lenguaje depurado y sencillo, pero bello, para que el niño disfrute de traslaciones sencillas.
6.- Presencia de lo fantástico. Para el niño el descubrimiento del mundo ya es un hecho fantástico. En el relato infantil sería pasar de un estado estable a otro inestable. (Todorov. 1974).
7.-Plano lúdico. La literatura infantil tiene ciertas características de juego; éste produce satisfacción en el triunfo sobre el adversario; así, el niño asume su papel de jugador y disfruta con el triunfo de la adquisición del trofeo ofrecido.
8.- Puede ser didáctico. No se debe leer un texto literario forzando la función referencial (base de la comunicación) sobre la estética; al contrario, la literatura propone una visión de mundo como debería ser y no como debe ser. La literatura no tiene como fin inmediato encerrar enseñanzas sino producir belleza.

EL LECTOR PROTOTIPO O MODELO PARA LA LITERATURA INFANTIL

Todo lector debe ser una persona capaz de apropiarse del secreto guardado por el silencio del libro; al respecto, ese lector no brota del azar, sino que se educa y madura. En este sentido, al lector infantil se le deben proporcionar herramientas que lo conviertan en verdadero receptor de toda comunicación escrita. Umberto Eco (l981) reflexiona acerca del texto y al postular la cooperación del lector para actualizarlo. Todo autor deberá prever un lector modelo, capaz de cooperar en la actualización textual.

El niño, como lector de textos literarios, infiere sus propias conclusiones y luego comparte con otras personas de su cultura. Con la proposición de este tipo de lector no hace falta adecuar textos literarios para niños, porque la literatura infantil debe mostrar toda su riqueza tal cual es, a ese niño capaz de asumir su rol ante la obra que se le ofrece.

UN CUENTO PEMÓN NO ADAPTADO A NIÑOS

Al comenzar la presente disertación, nos hacemos cargo de la tesis suscrita por Griselda Navas (1987), mediante la cual se debería invertir la premisa manejada en la escuela, de adecuar textos literarios para los niños, por "adecuar" niños para la verdadera Literatura. Con el objetivo de ilustrar estas ideas, hemos intentado una aproximación a un cuento pemón que no ha sido adaptado para niños, de manera tal que se pueda observar si se adecúa el texto a los niños o hay que enseñar a los niños a leer y disfrutar la verdadera literatura.

Quisiéramos aclarar que en el análisis del cuento, no se ha pretendido reflexionar acerca del problema de traducción ni definir el sentido de los signos del destinador (Guiraud, P. s.f), postulados en este relato, porque el carácter inserto en él, es de un contexto cultural diferente al nuestro, y la forma en que está escrito representa un código distinto al de sus verdaderos autores: los indios pemones.

Con lo dicho anteriormente, nuestras reflexiones con respecto al texto pemón, que inicialmente perteneció a la "literatura oral" y en la actualidad ha tomado otro vehículo o medium (Giraud, op cit) para su expresión como es la escritura, versarán en todo caso sobre la presunción de que el cuento El Piamá de la cara roja (Armellada, C. 1964), posee características del Género Literatura Infantil aunque no haya sido adaptado con este fin.

Nos proponemos observar los rasgos del género “Literatura Infantil” presentados en esta selección y demostrar que no hace falta "adecuar" libros para los niños, sino "preparar" niños para la Literatura con la ayuda de un Lector capaz de encontrar "su propia lectura" en un texto que permanece como virtualidad (Block de Behar, L. 1984).

Análisis de cuento: Un Piamá de Cara Roja

Desde el inicio de sus líneas, esta narración nos ofrece una Situación Cotidiana: "Dos indios estaban hablándose al atardecer y convidándose para ir al otro día juntos a pescar". El lector infantil que se aproxime a esta lectura se verá seducido desde el principio, porque relacionará el hecho con sus propias vivencias y recordará cómo con sus amigos muchas veces se ha puesto de acuerdo para realizar paseos y juegos. Su curiosidad ascenderá en la medida en que se apropie de los acontecimientos relatados: "Bueno, respondió el otro; entonces, ven cuando esté obscuro; vente cuando canten los gallos".

Si nos detenemos en el aspecto formal del diálogo anterior, observaremos que no existen los guiones clásicos utilizados en este recurso expresivo. Este hecho no interrumpe el interés por la lectura, porque el niño-lector que hemos propuesto estará capacitado para percibir la emoción sentida por los actantes del relato y también, de deducir cómo es el tono de las voces y cómo son sus gestos al preparar esta aventura.

Asimismo, no se verá perturbada su atención al leer: "ven cuando esté obscuro…vente cuando canten los gallos". Comenta Fray Cesáreo de Armellada (op cit, p. 162) que estas palabras presentan: "pinceladas maestras del mundo al revés de éstos y otros seres, para quienes la noche es el día y el día es noche". Para el lector infantil prototipo o Modelo, como lo ha planteado Umberto Eco (1981), esta explicación al pie de página será insignificante y, probablemente, ni la lea, porque será capaz de asumir el contenido total del relato sin detenerse en los razonamientos añadidos al verdadero corazón de su interés.

También diremos que la Visión de Mundo de un niño, al leer el cuento que procuramos analizar, puede apreciar una imagen auténtica de los indios como seres iguales a él y no la que quizá ha conocido a través de textos indigenistas, cuyos "autores [...] introducen a los indios en sus novelas o descripciones hablando mal el castellano [cosa que] lleva hasta la idea de creer que los indios hablan mal aun su propia lengua" (Armellada, op cit, p. 13). Lo mismo diremos de autores que han insistido "muy tercamente en estimular la sensibilidad estética de la infancia venezolana [...] con textos de un folklorismo artificial y de un paisajismo expreso, desde metáforas definitivamente cursis. Es un sentimiento [...] de puro papel" (Freilich de segal, Alicia. l973).

La oralidad o simulación de la oralidad es una de las particularidades que contagia al lector infantil. El Padre Armellada nos comenta que: "el experto narrador trata de imitar las voces de los interlocutores, el canto de los pájaros, los ruidos del medio ambiente y el silencio evocador de ciertas escenas. Con frecuencia acciona también y, en su mímica, va una parte de la vida de los cuentos" (op cit, p. 14).

Como estos relatos originalmente han sido orales; porque, pertenecieron a pueblos ágrafos y fueron transmitidos de generación en generación, no han perdido este perfil idóneo que tipifica el género Literatura Infantil. Deducimos con esto que los cuentos indígenas "no necesitan simular esta oralidad" porque poseen dicha característica. El Pantón o cuento El Piamá de la Cara Roja, ofrece este rasgo en los siguientes ejemplos:
Pero un Piamá de Cara Roja estaba escuchando.Pero el Cara Roja volteándose se iba comiendo crudos sin esperar asarlos.Pero el indio se escapó a toda carrera y trepó a un árbol altísimo.
Esta oralidad no sólo es apreciada en el discurso narrativo, sino también en el discurso directo, de cuya lectura, el lector infantil podrá suponer el tono de voz de los actantes, sus movimientos y sus reacciones:

¡Qué indio tan malvado, se fue sin decirme nada!
¡Qué indio tan malvado, míralo ahí!
Sospechamos que este discurso directo hará sonreír de pura picardía al niño que se aproxime a esta lectura, porque se sentirá involucrado en sus “travesuras”.

La presencia del Lector Modelo ante este texto hace innecesaria la explicación de Armellada cuando se refiere a los Piamás como "seres antropomorfos de gran tamaño [cuyas] dimensiones son tales que por el lóbulo de us orejas [...] introducen los pies de un indio y lo llevan colgando a la espalda" (op cit .p, 182).

El niño será capaz de disfrutar el cuento y lo asumirá ayudado por una lectura participativa. El piamá de cara roja podrá ser sustituido mentalmente por otro indio travieso que engaña al primero, o simplemente, deducirá el niño que se trata de un Piache, vocabulario indígena asumido por el léxico de nuestra cultura y cuyo significado, aunque fuese desconocido por el lector infantil, le sumistraría una vaga idea que lo relaciona con los indios.

El mismo comentario se podría hacer acerca de la expresión: "El Cara Roja llevaba el tizón que suelen llevar los indios cuando van a pescar de noche". También aquí, Fray Cesáreo Armellada da una vasta explicación. (Pie de página, 16).
[Esta frase] nos habla de la costumbre que tienen los indios, de llevar tizón. Lo hacen por tres fines principales: 1.- para alumbrar el camino, 2.- para ahilar, atraer o encandilar al pescado, 3.- para asar después de la pesca. Igual que los venados y otros animales, varios pescados se encandilan con foco o con un simple tizón.
El lector infantil modelo no requiere esta exégesis, porque al elaborar su propia lectura, recordará las veces que él mismo ha ido de excursión o visitado cuevas, o cualquier aventura de las que suelen tener los niños en sus paseos y requieren de una linterna para alumbrar el camino. Quizá al niño ni le interese conocer para qué utilizaban los indios el tizón en forma específica y por esta razón, verá este hecho como cotidiano.

En El Piamá de la Cara Roja, también puede observarse la conducta del indio protagonista al descubrir el engaño del Piamá. El héroe realiza acciones simpáticas y atractivas para el niño lector quien se ve reflejado como en un espejo.

Esto decían con engaño para ver si el indio se asustaba y bajaba. Pero el indio se dio cuenta del engaño y se mantuvo quedo. Cada vez que el viento cimbreaba el árbol, el Cara roja gritaba....pero el indio no decía nada y sólo los estaba escuchando.
El lector infantil disfrutará y compartirá la heroicidad de su protagonista porque se ve reflejado en él. Quizá celebre la travesura final en que el indio encuentra al morrocoy con que pretendían sus enemigos, a modo de hacha, cortar el árbol en que estaba subido: " Ved con qué hacha, vamos a comérnosla".

Este final feliz también es significativo para la visión de mundo que presenta el cuento a su lector infantil. El héroe no sólo triunfa sobre los adversarios sino que también es poseedor de las pruebas o de la "última gracia" planteada por Campbell (1984): "Lo que el héroe busca [es la] gracia [entregada] solamente a aquéllos que han sido debidamente probados". Por eso, el indio al final del relato posiblemente disfrute de un sabroso sancocho de morrocoy.

Para tipificar el género Literatura Infantil, podemos observar que no es necesaria una intensión didáctica. El mismo Fray Cesáreo de Armellada ha corroborado esta tesis en sus anotaciones: "Sin que llegue al énfasis y al propósito directo, los cuentos y las leyendas son la cátedra de que los mayores se valen para verter su ideología conceptual o moralista" (op cit. p. 10).Compartimos la idea de que, aunque ésta no sea su finalidad, los cuentos para niños podrían llevar un mensaje positivo para la educación. La lectura de El Piamá de la Cara Roja hará discurrir al niño acerca de la maldad que implica un engaño: "Como estaba obscuro, el indio no se dio cuenta de que era el Cara Roja; y se iba tras él creyendo que era su compañero". Le hará conocer que su héroe al triunfar sobre la falsedad se vigoriza, porque ha salvado las pruebas y puede ser capaz de sonreír ante la vida. "Si el hombre en el mundo de la acción [...] entrega [...] el resultado de sus hechos [...] con sus frutos [...] es liberado por ellos como medio de sacrificio, de las limitaciones" (Campbell, op cit. p. 218).

La presencia del discurso literario en El Piamá de la Cara Roja ya fue anotado por el mismo Armellada cuando explica que tomó en cuenta: "frases bellas, metáforas, del hablar cotidiano [...] muy frecuentes y espontáneas" (op cit, p. 10). El mismo fraile ha tratado de seguir fielmente el texto original pemón y ha advertido que estas frases bellas: "ya son como flores de herbolario" (p.10).

Entre las traslaciones literarias que cultiva este escrito, podemos citar las siguientes:

Algunas veces el viento mecía el árbol (itálicas añadidas para resaltar la figura literaria).
Cada vez que el viento cimbreaba.
Cuando comenzó a alborear.
Las onomatopeyas extrañas a nuestra cultura, también constituyen un ejemplo de la riqueza literaria del cuento pemón.
Venían los [...]compañeros del Cara Roja, gritando: i i,i,i y batiendo los árboles.
El Cara Roja comenzaba a golpear el árbol diciendo ¡ to,to, to !
 Los recursos literarios, de igual manera, ofrecen al niño el disfrute por la oralidad del texto ya que podrá participar, en el silencio de su lectura, de los tonos de la voz y el ritmo que parece ocultar. Los relatos indígenas tenían: "esa abundante y preciosa posesión de la literatura oral", comentaba el Padre Armellada (p. 8). Para él, estos textos escritos: "están fuera de su salsa, fuera de su ambiente local y temporal [porque] la narración llevaba consigo, tal remedo de voces, de gestos, de posturas y otros elementos declamatorios que casi equivalía a una representación escénica" (p. 10).

Para la aproximación al plano lúdico en este cuento, se puede observar cómo el protagonista ha luchado y triunfado, en su papel de jugador, sobre la adversidad. El lector infantil también juega cuando desarrolla su capacidad por el gusto estético, porque aprecia: "la satisfacción del triunfo sobre el adversario" (Castagnino, R. H. 1968). El Lector Modelo ha triunfado con la interpretación del relato indígena, y este hecho es una victoria porque lo hace partícipe del gusto literario.

Si advertimos la presencia de lo fantástico en este relato, recordaremos que para los niños, el hecho de descubrir la vida cada día ya es algo mágico. El cuento nos presenta el hecho fantástico como un desequilibrio de estabilidades (Todorov, T. 1974). A la estabilidad inicial, se sobrepone la inestabilidad, este hecho ocurre con la aparición repentina de un elemento ajeno a los dos amigos que al principio se estaban convidando.

Un Piamá de cara roja...muy de madrugada, antes que el otro compañero, se acercó al indio, lo despertó y se fueron a pescar. Como estaba obscuro, el indio no se dio cuenta de que era el Cara Roja; y se iba tras él creyendo que era su compañero. (Armellada, op cit. p. 159).
Además de ser presentado el hecho fantástico como rompimiento de estabilidades, podríamos detenernos en la descripción que el final hace el protagonista del indio Cara Roja.

Me persiguió un bicho, que tenía la cara roja y las uñas larguísimas [...] si yo no hubiera corrido y me hubiera encaramado en un árbol, me hubiera devorado (p. 161).
Efectivamente, este personaje resulta fantástico para nuestra concepción humana y también lo es para los indios. Al respecto, advierte Fray Cesáreo:

Si los Piamá son seres totalmente fantásticos o si son reminiscencias de otra tribu de indios más corpulentos que ellos, sus enemigos, no nos atreveríamos a definirlo. (p. 183).
La misma reflexión podríamos ofrecer al episodio en que: "el indio oyó que venían los Orodán y los Piamá, compañeros del cara roja". La situación estable del relato se rompe con la aparición de estos nuevos personajes, quienes realmente parecen ser seres fantásticos para los indígenas, pero no para el niño que los percibe como compañeros de maldades del pícaro mentirosos.

Concluiremos estas apreciaciones cuestionándonos como docentes de la educación literaria que impartimos: ¿Estamos adecuando textos para niños o preparamos niños para la verdadera Literatura?


REFERENCIAS

Armellada, C. (l964). Taurón Pantón. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educación. Dirección de Cultura y Bellas Artes.

Block de Behar, L. (l984). Una retórica del silencio. Funciones del lector y los procedimientos de la lectura literaria. México_España- Argentina-Colombia: Siglo XXI. Editorial.

Campbell, J. (l984). El Héroe de las Mil Caras. Psicoanálisis del Mito. México: Fondo de Cultura Económica.

Castagnino, R. H. (l968). ¿Qué es Literatura? Buenos Aires: Editorial Nove.

Eco, U. (l981) Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el texto narrativo. España: Editorial Numen.

Freilich de Segal, A. (l973). "Infantilismo literario y niñez". En Triálogo. Notas de Crítica Urgente. Venezuela: Tiempo Nuevo. S.A.

Guiraud, P. (s.f). La Semiología. Lima-Perú: Ediciones Studium.

Navas, G. (1987). El Discurso Literario destinado a Niños. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Nº 92.

Todorov, T. (l974). Introducción a la Literatura Fantástica. Buenos Aires: Editorial Tiempo Contemporáneo.