ACERCA DE LAS AUTORAS

viernes, 29 de octubre de 2010

ISABEL ARETZ y LUIS FELIPE RAMON Y RIVERA: UNA LECTURA A DOS LIBROS "FOLKLORICOS"

Liduvina Carrera
Si se nos preguntara en qué se diferencia esta cultura de las aborígenes. Sencillamente, y nada menos, en que sus usufructuarios conviven y comulgan con la última cultura, la nuestra. (Isabel Aretz).

Para rendir tributo a los insignes folkloristas Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera, ilustres tachirenses, hemos tenido el gusto de revisar dos de sus libros, producto de un infatigable trabajo de campo por los remotos lugares de Venezuela; ellos son el Manual de folklore de Isabel Aretz, cuyo primera edición data de l955, y Folklore Tachirense (vol I) de Luis Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz. El título dado a estas líneas: "dos libros folklóricos", se debe a que son portadores del saber popular y parten de la propia etimología de la palabra Folk-lore. De origen inglés, este vocablo está integrado por Folk que significa pueblo y lore, saber; saber del pueblo, recogido por los investigadores a quienes brindamos homenaje con estas líneas: Luis Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz. El Manual de folklore de Isabel Aretz, corresponde a un nutrido trabajo acerca del folklore venezolano en general, y Folklore Tachirense (vol I) está inspirado específicamente en la ciudad andina que acoge con tanto cariño a los escritores reunidos en encuentros literarios: Táchira.

Cruz de Mayo

Como hoy día el folklore ha dejado de ser pasatiempo, para constituirse especialización de la Antropología Cultural, los estudios de Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera han procurado dar a "conocer la cultura de un pueblo determinado y buscar lo universal en lo propio, en la raíz indígena". La publicación de estos materiales conforma una parte de la obra iniciada desde l947, por la pareja de investigadores en el campo del folklore venezolano.

A Isabel Aretz siempre le preocupó llevar adelante, primero, investigaciones en diferentes lugares de Venezuela, para "obtener un panorama del folklore del país". Más tarde, sus aspiraciones intensificaron los trabajos en diferentes estados y dieron frutos en un conocimiento más completo del folklore regional. En cuanto al Táchira, específicamente, Luis Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz han producido la obra Folklore tachirense, que ha sido publicada en tres volúmenes por la Biblioteca de Temas y Autores Tachirenses, con más de 35 años de riqueza editada.

1.- MANUAL DE FOLKLORE


La autoría del primer "libro folklórico" escogido para esta lectura, pertenece a Isabel Aretz; y la dedicatoria reza así: "A Luis Felipe, compañero en todas las investigaciones folklóricas". En otras páginas del mismo texto, nos sorprende la autora con similares líneas afectuosas: "Mi esposo, Luis Felipe Ramón y Rivera...". La información inicial recogida en este libro, data de 1955 y la autora en el Prólogo a la segunda edición, a casi quince años de distancia y consciente de que podría haber escrito un libro mucho más completo con los últimos datos obtenidos, comenta que no lo hizo porque el texto "dejaría de ser el Manual sintético y práctico, más que nada informativo".

La idea inicial del libro partió de la necesidad de un Manual de Folklore que se adaptara a las exigencias venezolanas. El Instituto de Folklore de Caracas, vigente en aquella época, con frecuencia le formulaba preguntas acerca del verdadero sentido de la palabra Folklore, de su contenido, de los tópicos que comprendía y, sobre todo, de la aplicación en la Escuela o en el Arte. Por este motivo, la escritora decidió organizar su trabajo y darlo a los futuros investigadores del "saber del pueblo". Isabel Aretz ha reconocido la génesis de sus investigaciones en otros estudiosos del folklore; por eso ha escrito:" Soy discípula de todos los folkloristas mencionados en el curso de estas páginas (...) pero ante todo, soy discípula de mi propia experiencia, de mis propios viajes, de mis afanes y ante todo de mis errores".

Cestería

El Manual de Folklore consiste en una notoria misión, dividida en tres partes. En la primera, se intenta definir lo que es el Folklore; la autora se refiere a la investigación de campo y de gabinete que indica la forma cómo se recopilan y clasifican los asuntos folklóricos. Al respecto, alude que no es el Folklore en sí lo que se había descubierto en los estudios de los arqueólogos ingleses de l846, porque éste había existido desde siempre con otros nombres. Lo que se descubría en ese momento era la palabra Folk-lore, aplicada a lo que hasta entonces se llamaba en Inglaterra Antigüedades Populares o Literatura Popular. La palabra desde ese momento se constituyó en "una bandera a cuya sombra todos trabajan en la misma orientación y desde entonces distingue a los materiales que vienen de lo hondo del tiempo y designa además su estudio".

La parte teórica está dividida en tres títulos. El primero, Qué es el folklore, detalla lo concerniente al estudio del folklore, entre otros: la etimología del término, el patrimonio, la ubicación, la nacionalidad, etc. El segundo título, La investigación folklórica contiene líneas dedicadas a la especialización folklórica, a la colección de materiales, indagación, usos y costumbres. El tercer encabezamiento abarca sobre todo el trabajo de gabinete y se denomina Ordenación y estudio de los materiales. Allí la autora explica cómo se catalogan, ordenan clasifican y estudian las investigaciones, y orienta acerca de la búsqueda bibliográfica y otras fuentes de información.

En la segunda parte, se reseña breve pero panorámicamente el folklore venezolano. Esta sección del trabajo se basa en las observaciones personales realizadas por Isabel Aretz y está dividida, a su vez, en tres capítulos: el correspondiente al Folklore Material o Ergológico abarca lo referente a vivienda, enseres domésticos, comercio, alimentación, alfarería, hamacas, tejidos varios, sombreros, etc.; el llamado Folklore Social alude al lenguaje, usos y costumbres familiares, relaciones sociales, oficios y profesiones, fiestas y ceremonias, juegos de adultos y de niños, etc. Por último, el renglón del Folklore Espiritual-Mental presenta lo referente al aspecto literario, formas poéticas, refranes, adivinanzas, cuentos, leyendas, músicas variadas, instrumentos musicales, danzas, parrandas y diversiones populares, supersticiones, magia, remedios y un sin de indagaciones inherentes al tema.

La tercera división del libro, denominada Funciones, Difusión y Proyecciones del Folklore, refiere las proyecciones posibles del Folklore. El primer estudio se titula Para qué sirve el folklore y abarca, con la ayuda de una rica bibliografía, su valor sociológico. Luego, se trata la aplicación del Folklore a la enseñanza de las diferentes asignaturas: Castellano, Historia, Geografía, Zoología y Botánica, Aritmética Elemental; en general, a su aprovechamiento en la enseñanza y su difusión desde la escuela. Finalmente, se refiere a su aplicación en la Creación Artística y en la Industria.

A modo de coda final, Isabel Aretz escribe "creo que nos toca a los folkloristas hacer la defensa del folklore...Por mi parte aspiro que, al llegar a este punto, el lector que nos haya seguido comprenda que el Folklore es una Ciencia que requiere toda la dedicación del especialista y todo el respeto del profano".

 
FOLKLORE TACHIRENSE



El Folklore Tachirense vol. I corresponde al segundo "libro folklórico" que comentaremos en nuestra líneas. Forma parte de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses; es el número 24 de la colección y probablemente hoy día sólo engalane bibliotecas particulares, como tantos otros que han desaparecido del mercado literario y del consumo de los asiduos lectores.

Folklore Tachirense está dividido en tres tomos, debido a lo voluminoso de los materiales recogidos por los autores. En el primer tomo (objeto del presente comentario) se ofrece un estudio completo de la Música, realizado por Luis Felipe Ramón y Rivera y una sección referida a Literatura, a cargo de Isabel Aretz. El segundo, corresponde al Nº 25 de la Biblioteca..., y comenta las costumbres, fiestas, danzas y juegos; el arte popular, las creencias y supersticiones y todo lo que atañe a la vida material. En ese apartado están incluidas las fotografías que ilustran los diferentes tópicos. El tercer volumen pertenece al Nº 37 y completa los tres tomos que bajo la dirección del Dr. Ramón J. Velásquez, conforman la Colección de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, cuyos 35 celebramos.

El tomo seleccionado para esta disertación fue el primero y, al hojear sus páginas, nos ha venido a la memoria el recuerdo de otras que también han perseguido un objetivo común: conservar el patrimonio de una región o de una etnia; nos referimos, en este caso, al libro Literaturas Indígenas Venezolanas de Fray Cesáreo de Armellada (l981). Así como los autores de Folklore Tachirense han señalado que "todos los materiales recopilados son de primera mano (...) obtenidos de boca del propio pueblo (...), nos servimos del moderno procedimiento de la grabación en cintas magnetofónicas (...), realizamos abundantes anotaciones in situ "; de la misma forma, el padre capuchino ha escrito en su Introducción: "debe saberse que una buena parte de esta literatura ha sido grabada mientras los narradores o cantadores la estaban recitando. (...) Hubo casos en que se recogió al dictado, antes de la utilización de los grabadores". Como se puede observar por ambos testimonios, el saber del pueblo, sea del Táchira o de los indios Pemones de la Gran Sabana, ha sido recogido por los investigadores en el lugar de los hechos y con la ayuda de los propios informantes, por eso son tan valiosas estas obras.

Otro punto de contacto que nos ha llamado la atención al revisar de nuevo ambos libros, fue la propuesta de la metodología. En Folklore Tachirense vol. I, puede leerse: "Los materiales que damos han sido escritos, clasificados y estudiados con método, pero presentados en forma fácil, para que sean comprendidos por todos", y en Literaturas Indígenas Venezolanas: "El libro que ofrecemos, es una antología metódica y ordenada por géneros o campos literarios. (...) será buena ayuda para ir formando una idea más clara de lo que hay".

Ambas explicaciones han sido producidas por mentes organizadas que ofrecen un material dirigido, tanto a la enseñanza, como al resguardo de la cultura para la posteridad. Los dos textos han sido fruto de investigación, por eso los autores agradecen los antecedentes del tema. En Folklore Tachirense, se lee: "No (...) dejamos de reconocer los esfuerzos realizados por otros investigadores y por personas preocupadas por el folklore, que de una u otra manera han contribuido a su rescate y a su difusión. Entre ellos....". Literaturas Indígenas Venezolanas nos ofrece las siguientes líneas: "Este libro (...) tiene algunos antecedentes dignos de encomio".

Aunque nuestro objetivo no ha sido el de comparar Folklore Tachirense y Literaturas Indígenas Venezolanas; es posible señalar un posible nexo entre dos obras que, de una u otra forma, tienen un origen y un objetivo común. Fray Cesáreo de Armellada escribía en sus páginas que la literatura de nuestros indios no era de gabinete o salón, sino popular y corriente; además, añadía: "es y puede denominarse folklórica, porque verdaderamente en ella está la sabiduría del pueblo, está inspirada en el mundo en que se mueven y que los envuelve sin asfixiarlos". También se vislumbra esta idea en las palabras de Isabel Aretz cuando escribe: "nos preocupó llevar adelante, primero investigaciones en diferentes lugares de Venezuela, suficientemente alejados de las capitales y de los centros petroleros o comerciales en general, con el objeto de obtener un panorama del folklore del país".

Calle de Táchira

Una vez, realizadas estas reflexiones que motivaron los primeros párrafos de esta lectura, volvamos al libro que nos ocupa, Folklore Tachirense (vol I). La primera parte, dedicada a la Música, está a cargo de Luis Felipe Ramón y Rivera, quien presenta en sus Apreciaciones Generales un nutrido ensayo acerca del tema. Comenta el autor que la música del pueblo tachirense es de origen europeo y que no hay vestigios de la música indígena ni afroide; por el contrario se ha producido un notable proceso de desintegración. Este hecho se sustenta en la supervivencia de ciertos elementos, maneras de cantar o tocar tradicionales que forman una capa antigua. El olvido de esos elementos sufre la transformación de la música y las costumbres, conectadas con la intervención de la vida moderna.

La improvisación es un elemento tradicional casi perdido en el Táchira; sin embargo, el autor ha encontrado ejemplos de "canto acomodao" o "versos acomodaos" que era la designación vieja para la improvisación. Cuando Luis Felipe Ramón y Rivera indican el proceso de desintegración de la música, se refiere al hecho de que la misma pieza se encuentra recogida de distintos modos en diferentes lugares. Con todo esto, los restos dispersos forman un cuerpo de historia y ayudan al estudio musicológico. A veces, el autor ve como interesante el proceso del reemplazo de una música por otra. Tonos y romances eran la música apropiada en otras épocas para festejar los velorios del Niño Dios frente al pesebre, para el velorio de angelito y los velorios de cruz y de santo, tal como el resto del país; sin embargo, esa misma música fue reemplazada por los "cantos acomodaos" de carácter profano, y lo que era festejo místico, acabó en baile y parranda.

Con respecto a la música bailable antigua, también ha sido olvidada y se produjo el reemplazo por los modernos bambucos, valses y "las más recientes piezas como el bolero o la guaracha". Sin ser especialistas, nosotros mismos hasta nos atreveríamos a mencionar al Reggae y el Rap de los jóvenes de hoy; porque el futuro de la música destinada a estas fiestas campesinas parece estar en manos de la música mecánica.

Ramón y Rivera ha dividido en tres secciones su estudio de la Música Tachirense: Música para Bailar, Música Mística y Cantos Varios. En la primera señala la cantada y la instrumental. La sección de Música Mística agrupa melodías de distinta función, que sirven a las procesiones y festejos de Navidad o corresponden a simples "costumbres piadosas como la de La Corona, otras al velorio de angelito". En Cantos Varios, se agrupa la música profana de diversión no bailable, los cantos maternales, los cantos de trabajo, etc.

Después de haber desechado el aporte indígena en la música del Táchira por no sobrevivir y el negro por no haberse difundido, el autor ofrece un estudio acerca del aporte europeo y procura dar respuesta a lo esencialmente tachirense de la música. Comenta que la temática literaria, en gran parte local, los valses y bambucos han adquirido una forma propia y, por sobre todo, conservan las antiguas melodías locales. Alude el autor que si bien estas melodías locales dependen de Europa en cuanto a su base armónica, rítmica o escalística, es apenas la materia prima con la que el hombre de nuestras sierras crea sus propias melodías, aunque siempre existen vinculaciones con otras, venidas de otras partes. Para terminar con su presentación, Ramón y Rivera opina que "la música tachirense es venezolana como la que más. La presencia y cultivo en ella de piezas tan nacionales como el Galerón y el Manzanares (...) bastan para justificar tal juicio".

Al concluir la presentación teórica de su material, el autor ofrece diferentes piezas de la Música Bailable, la Música Mística y los Cantos Varios a los que ha aludido anteriormente. Al final, añade unas páginas tituladas" Los Instrumentos Musicales y explica que el "folklore musical tachirense utiliza exclusivamente instrumentos cordófonos para la melodía y la armonía".

La segunda parte del libro Folklore Tachirense (vol. I) está a cargo de Isabel Aretz y se refiere a La Literatura. En las Apreciaciones Generales, ella indica cómo grabó gran cantidad de piezas, en prosa, en verso y de formas mixtas; asimismo, anota una serie de expresiones típicas que dan al habla de los campesinos un sabor peculiar y dedica un breve párrafo al habla típica. En esta división se ofrecen cuentos, manifestaciones en prosa y una colección de refranes que matizan el modo de hablar del tachirense.

De la misma manera como se puede observar la organización de los textos literarios indígenas, recopilados por Fray Cesáreo de Armellada, es posible revisar el material de Isabel Aretz; sistematizados en verso, composiciones en prosa o en verso o en ambas formas a la vez, trabalenguas, poesías con anécdotas, adivinanzas y oraciones y secretos. Estas últimas, las oraciones y secretos, se han conservadas en el Táchira, y muchos campesinos las creen fervorosamente. Entre ellas, se distinguen las oraciones religioso- populares, la que sirven para conseguir novio, las que corren a las brujas, a los enemigos, a los perros furiosos o a las culebras. También hay Secretos de los secreteadores, verdaderos brujos-curanderos, que los compran y aplican a sus clientes. Recordando de nuevo la "literatura" indígena, ¿quién no relacionaría estas oraciones con el tarén de los indios pemones? Fray Cesáreo de Armellada (1972) comentaba (refiriéndose al tarén ) que estos ensalmes entre los indios pueden ser beneficiosos y maléficos, y añadía: "los piaches son considerados como personas que pueden curar, pero también suelen hacer maleficios".

Volviendo al libro de Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera, el aspecto literario presenta una poesía recitada o cantada, reunida de acuerdo con su forma; no se analizan los antecedentes de las poesías breves; pero sí, las composiciones más importantes. En la prosa, la escritora presenta diversas narraciones históricas, refranero popular, tradiciones y leyendas, relatos de aparecidos, cuentos de brujas y, no pueden faltar, los relatos de Pedro Urdemales o Pedro Rimales, representante del pícaro venezolano y personaje de muchos relatos; entre otros, recordemos la pequeña pieza teatral de Uslar Pietri (l970): La Viveza de Pedro Rimales o el trabajo de Pilar Almoína de Carrera (l988), titulado "Aventuras de Pedro Rimales en una variante trujillana".
Con el recuento de este rico material, damos fin a Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera. Una Lectura a dos libros "folklóricos". Deseamos que estas líneas sean propicias para resaltar las letras de San Cristóbal. Ya "este rincón de los Andes Venezolanos" no estará incomunicado; por el contrario, la literatura tachirense ocupará un lugar relevante en el estudio de la Literatura Venezolana y se enriquecerá con cada intercambio de experiencias.


REFERENCIAS

Aretz, Isabel. (196l). Folklore Tachirense. (vol. I). Caracas: Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses. Nº 24

Aretz, Isabel. (1984). Manual de folklore. Caracas: Monte Ávila Editores. (8º edición).

Armellada, Cesáreo (l972). Pemonton Taremuru. (Invocaciones Mágicas de los Indios Pemón). Caracas: UCAB Instituto de Investigaciones Históricas.

Armellada, Cesáreo y C. Bentivenga de Napolitano. (l981). Literaturas indígenas venezolanas. Caracas: Monte Ávila Editores.

Carrera, Pilar Almoína de. (l988)."Aventuras de Pedro Rimales en una variante trujillana". En Memoria. Primer Simposio de la Literatura Trujillana. "Mario Briceño Iragorry". Trujillo-Venezuela: Ediciones Ítaca. Colección Documentos. Nº l.

Uslar Pietri, Arturo. (l970). "La Viveza de Pedro Rimales". En Subero Efraín. Teatro Escolar. Caracas: Ediciones Tricolor.

sábado, 2 de octubre de 2010

ANALISIS DEL RELATO "CENTRAL", CUENTO DE JOSÉ BALZA

Parque Central (Caracas- Venezuela)
 Mireya Vásquez


“Central” es uno de los ejercicios narrativos de José Balza; este cuento forma parte, junto a otros, de los treinta relatos contenidos en el libro LA MUJER DE ESPALDAS Y OTROS RELATOS, publicado en Monte Avila Editores en 1986. En las líneas siguientes va una aproximación de análisis textual.

TEMA O ASUNTO

Es un relato donde se narran 4 historias que se desarrollan en un mismo lugar: los apartamentos del Conjunto Residencial Parque Central. Las historias son contadas 3 por un narrador en tercera persona y una en primera. Se van entremezclando unas con otras en un mismo día: "un sábado en la tarde del mes de junio de 1980".

La primera habla de los avatares por las que pasa Federico cuando es invitado a una fiesta en un apartamento del piso 36 del Conjunto Residencial. Cuando está buscando la dirección, se encuentra con otro personaje. Se da inicia en la segunda historia: la de Juan José, quien va a su casa, que queda en la misma torre. Este personaje, después de haber pasado la noche con la “otra”, regresa a su hogar, pues Josefina, su mujer, le ha hablado muy extrañamente. Cuando éste está esperando el ascensor para subir, coincide con Federico y un tercer personaje, que es el narrador en primera persona. Éste cuenta algo de su vida y cómo cambió cuando conoce a su pareja, Luisa. La lectura de un poema de astrología introduce en la cuarta historia: el relato de un matrimonio felizmente unido y con un hijo de cinco años, quien juega con potes de talco. A ellos sólo les interesa lo que pasa en su casa. Viven totalmente aislados de los demás.

José Balza
Las historias, paralelas y oblicuamente se enlazan y el narrador en primera persona conocerá los acontecimientos que se suceden en Parque Central por medio de la prensa y la televisión

Nunca volveré a saber de Federico ni de Juan José, aun cuando mañana o después la televisión y la prensa me lleven a imaginarlos, a suponerles actos que justamente podrían estar ocurriendo ahora. (P. 41)
AMBIENTE

El cuento posee varios ambientes específicos, de acuerdo a los relatos.

- La avenida en donde se encuentra el Conjunto Residencial: "Un vertiginoso chorro de buses y autos ocupa la calle. Zumban las motos y el aire espeso..." (p. 31)
- El Conjunto Residencial Parque Central

... cinco murallas, una misma forma repetida cinco veces lo aplasta. Mil ventanas visibles, pero secretos están sobre su cabeza (...) frente a Federico y a su derecha dos faros enormes avanzan (...) las torres laterales fragmentadas en espejos cambiantes.
- El apartamento de la primera historia. Apartamento Nº 36.

Un apartamento de dos plantas convertido en teatro: desde el balcón hacia el pie de la escalera, sillas en semicírculo... (p.40)
- El apartamento donde se desarrolla la segunda historia. Mitad habitación, mitad oficina. Alquilado por Josefina a una empresa.

- El apartamento de la tercera historia. Apartamento Nº 0: "En un extremo coloco una vela encendida, acerco los dos dulces de guanábana..." (p.41).
- El apartamento en la cuarta historia.

...fueron eliminadas las esquinas de las habitaciones, los ángulos de las puertas; corrieron cortinas de colores, insertaron marcos de metal plateado... Su casa se cierra con ellos en una reflexión de belleza. (p.37)
PERSONAJES SIGNIFICATIVOS

- Federico: joven de veinte años. Alto, delgado. Será el recepcionista y acomodador durante la fiesta que se celebrará en el apartamento 36 de Parque Central. Tiene problemas con su mamá, pues, según él, ella no lo entiende.

Hijo único, nunca vio a su padre y la madre de cuarenta y cinco años resulta tan libre que pocas veces se vuelve exigente, como en los últimos días. Cuando él ha estado fuera casi todas las noches de la semana, cuando ya eso debía ser aceptado en casa, su madre se enfurece en silencio. Uno nunca llega a entenderla por completo (p. 31)
- Quintero: Personaje a quien Federico conoció en Parque Central y quien lo invitó a ir a su apartamento, en el piso 36, para compartir con unos amigos. Lo que se sabe es que era un individuo flaco.

- El Cantante: Federico lo conoció en el apartamento de Quintero. Era un hombre de buena estatura, levemente gordo, moreno, con voz muy baja y fina. Invita a Federico a participar de la fiesta que se celebrará días después.

- Grupo de cantantes famosos, entre ellos barítonos, tenores, una mezzosoprano. Todos ellos se reúnen en la fiesta del apartamento 36.

- Una mujer: blanca, algo mayor. Una mezzo de gran prestigio internacional traída por la Municipalidad para la temporada oficial de Ópera de la ciudad (p.40). Sufre de una enfermedad: sangra mientras tose. Morirá cantando en la reunión que se realiza en el apartamento 36.

- Juan José: Personaje central de la segunda historia. Es blanco, algo fuerte, de cuarenta años. Le agrada conversar con los amigos, sobre todo con pequeños grupos. Le gusta el cine, leer la prensa y ver televisión. A cada instante lo abruma una urgencia erótica (...) Hay como un plazo tendido para él de la cual no logra escapar si no encuentra una mujer (p.33). Tiene dos mujeres: Josefina y la Otra. A veces pasa las tardes en hoteles o en autocines con otras mujeres. Nunca llega a sentirse satisfecho sexualmente. Dio muerte, sin quererlo, a Josefina, pues ésta lo agredió cuando llega al apartamento, y él por defenderse la golpea y la mata.

- Josefina: Mujer violenta, agresiva. Está drogada cuando Juan José llega al apartamento. Su profesión es de secretaria. Dueña del apartamento donde vive. Tiene alquilado la mitad de éste a su jefe, un empresario uruguayo. Muere a causa de los golpes que le propicia Juan José. Este la descuartiza para acabar con las evidencias del asesinato. La mete en tres bolsas plásticas grandes.

- Narrador en Primera persona: Hombre netamente citadino. En sus primeros años vivió sin preocuparse por nada.

Mi conciencia era ajena a lo exterior, y a la vez sólo pensaba algo impensable. Pero, de pronto, los libros, la música (...) algunas cosas políticas, fracturaron algo mío que desconocía... (p. 35)
La muerte de su padre y la locura de su madre, el trabajo para poder mantenerse, los estudios universitarios por la noche hicieron que actuara sin preocuparse de sí mismo. No se imaginaba con hijos ya que no quería que ellos sufrieran lo mismo que él.
Durante años acepté que mi vida girara alrededor del viejo parque de los Caobos y de los antiguos museos (...) parecía como si un círculo me detuviera allí (...) y nunca imaginé que en 1980, ese cuerpo vital cambiaría, casi estoy reducido al gran Centro por donde ahora camino ... (pp. 35-36)
Su vida cambió cuando conoció a Luisa. Vivía con ella desde hacía nueve meses. Jamás imaginé que la única diferencia de un hombre consistiría en tener una mujer: y lo he logrado. (p.36)
- Luisa: Divorciada de un diplomático. Cuando su esposo tuvo que irse al exterior, ella se negó a acompañarlo, pues estaba aferrada a su ciudad y a ese Conjunto Residencial de Parque Central. Se enamora de quien narra en primera persona. Lo conoce en un concierto y ve en él la persona con la que podrá convivir.

- Pareja matrimonial de la cuarta historia:

Seis años antes se casaron bajo condiciones serenas, unidos por una ternura sin interrupciones. (p. 37). Ella es morena, joven. El, blanco, hombre sano y regular. Se aman y viven su vida encerrados en su residencia.
- Un niño de cinco años: Hijo del matrimonio feliz.

Desnudo, como un adorable juguete, el niño surge desde una espesa nube: tomó los envases de talco (...) y desde hace rato riega con ellos la habitación... (p. 38)
IDEA CENTRAL

Se nos plantea el acontecer de un Conjunto Residencial donde se suceden diferentes hechos como historias paralelas. Cada individuo tiene su propio acontecer, no hay contactos entre unos y otros.

El autor nos muestra, por medio de esta narración la falta de comunicación del ser humano. El aislamiento. La soledad individual. Es como una muestra del acontecer cotidiano. Cada uno vive aisladamente. Cada historia es sola ¿quizás porque ninguna reviste radiaciones, salidas y contactos con las otras? ¿O porque este ambiente vuelve esponjosa la individualidad, de tal modo que, al ceñirla, ablanda su destino dentro de la multitud? Las tragedias que allí han sucedido se sabrán a través de la radio, la prensa o la televisión. Lo demás no importa porque forma parte del acontecer cotidiano.

IDEAS COMPLEMETARIAS

- En cada una de las historias se suceden hechos que tienen que ver con el quehacer diario.

- Fiestas, a veces algo extravagantes y que pueden terminar en tragedia, como sucede con la historia primera.

- Muertes violentas e inesperadas, desengaño amoroso. La segunda historia así lo muestra.

La mujer ha llorado; lo mira como si hubiera estado esperándolo ansiosamente; y de repente salta... (p.39)
- Importancia solamente de la vida en pareja, con felicidad y comprensión, sin darse cuenta de lo que sucede alrededor.

Cada vez al entrar, saben que una burbuja espléndida, pulposa y blanca los protege. Su casa se cierra con ellos en una reflexión de belleza (p. 37)

ESTILO

- Cortado con paréntesis aclaratorios:

y éste le propuso a Federico que viniera, vestido con uniforme (Federico había confesado que guardaba uno, como recuerdo) p.32.
En cada caso, eso sí, cree permanecer realmente enamorado con la obsesiva ilusión (fugaz, instantánea)... (p.33)
- Ambigüedad en la combinación de algunas frases o palabras: "Tal vez en algún billar, en la calle"."Pero ésta no podría ser la historia proporcional". "Y aunque creo que he leído bastante". "Si ella supiera que salió esta noche". "Quizás ellos y yo estamos encontrándonos".

- Por medio del desarrollo de las historias se nos intercalan reflexiones propias del autor, como apartes, al igual que en una obra de teatro.

Pero aún nada adopta la verdadera historia o, por lo menos, la paralela: ¿quizás porque ninguna reviste radiaciones, salidas y contactos con las otras? (p. 32)
Pero ésta no podría ser la historia proporcional (p.33)
Pero esa historia es oblicua ante la acumulación de este espacio, porque yo mismo avanzo en sentido contrario... (p. 34)
- Lenguaje descriptivo con imágenes literarias

Imagino cuánto podría tomar y comer durante la ópera. Se asomó al balcón: la vista daba al sur y percibió el cambio de la ciudad, desde el amarillo al violeta hasta la negrura completa (p. 40)
Todo es blanco y liviano; todo se ha vuelto esponjoso, aéreo. El piso pierde densidad con su alfombra de puntos claros (p.38)
- Frases descriptivas que estimulan el desarrollo de la narración:

Otro ángulo de Parque Central
Esta tarde vengo del Museo ubicado dentro de estos edificios: una gran exposición con muñecos descabezados, de figuras alumbradas por dentro, con alambres como venas. (p. 35)
Un vertiginoso chorro de buses y autos ocupa la calle. Zumban las motos y el aire es espeso, casi doloroso. Bastaría mirarlo bien para respirar con dificultad... (p.31)
ESTRUCTURA

- Las cuatro historias acontecen en un mismo espacio: El Conjunto Residencial de Parque Central.

Quizá desde aquí observo a Juan José (y a otros como él) tomar el ascensor, o me fijo en el pecho exuberante de Federico (p.34).
- Suceden en el mismo día: sábado de junio de 1980, por la tarde.

- Dentro del cuento podemos ver lo que Baquero Goyanes llama "círculos concéntricos", o sea superposición del desenlace y del comienzo, el efecto conseguido es casi el continuum, una especie de movimiento perpetuo...

¿Verá de nuevo a Quintero? Tal vez en algún billar, en la calle, por aquí mismo como la primera vez. En verdad Federico nada puede recordar de Quintero excepto que era muy flaco. (p.32)

Ignoro quien sea Juan José (no lo veré sino dentro de tres días, en la prensa), y no puedo asegurar la presencia de Federico, pero el comentario sobre ese espectáculo de ópera me llegará el lunes por televisión (p.34)
- Cambio del punto de vista del narrador y superposición de planos.

Cuando acomoda al último visitante, se sirve un trago. Es casi de apagar las luces. El pianista ahora de traje oscuro, se coloca ante su instrumento. El público se coloca ante su instrumento. El público calla y yo termino de colocar las cosas para nuestra cena: Luisa no tardará en regresar al apartamento letra O... (p.41)
- Presente pasado y futuro se integran en planos sucesivos. Dentro de una misma historia, como es la de Federico, se ve el ejemplo planteado en la teoría de los planos temporales. La narración en presente: el caminar por los pasillos de Parque Central buscando la entrada para subir al apartamento 36. El pasado: Cómo conoció a Quintero ocho días antes de la fiesta. El futuro: si verá o no a Quintero, después de ese día.

CONCLUSIONES

- Hay un juego con las anécdotas, pues ellas están presentadas unas superponiéndose a las otras. Se nos intercalan las historias.
- El monólogo interior está presente en toda la narración.
- Introducción continua de frases descriptivas para alcanzar al desarrollo de los sucesos.
- Crítica a la individualidad del ser humano: La soledad.
- Presencia de un ambiente citadino y el mismo para todas las historias.
- Presencia del acontecer de todos los días.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Araujo,O (1988). Narrativa Venezolana Contemporánea. Caracas, Monte Ávila Editores, c.a.
Balza, J. (1969) Narrativa Instrumental y Observaciones. Caracas UCV.
Balza, J. (1976) Los Cuerpos del Sueño. Caracas, UCV, 1976.
Balza, J. (1990) La Mujer de espalda. Caracas, Monte Ávila editores.
Baquero Goyanes M. (1970). Estructuras de la novela Actual. Barcelona, Editorial Planeta.
Bravo, V. (1993) Los Poderes de la ficción. Caracas, Monte Ávila editores Latinoamericana.
Landa, J. (1994, junio-julio) "La Palabra entre el Delta y la Polis" En: Imagen Latinoamericana Nº 105-106. Caracas.
Mata, H. (1992, Julio) "Conversación con Balza". En: EN NEGRO, año 1, Nº12. Cantaura.
Miranda, J. (1975) Proceso de la Narrativa Venezolana. Caracas, UCV.
Navarro, A. (1970) Narradores venezolanos de la nueva generación. Caracas, MonteAvila editores c.a.
Navarro, A. (1993, abril) "Claves para entender un cuerpo textual". En: Imagen Latinoamericana Nº 100-94 Caracas.
Pacheco, C y Barrera Linares L. (comp.) (1993) Del cuento y sus alrededores. Aproximaciones a una teoría del cuento. Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana.
Tacca, O.(1978) Las voces de la novela. Madrid, Editorial Gredos.
Varios autores (1992) Teoría y praxis del cuento en Venezuela. Caracas, Monte Ávila Editores.