ACERCA DE LAS AUTORAS

miércoles, 9 de junio de 2010

LAS CARICIAS DE LA HIERBA

Liduvina Carrera


!Un jesuita escribe cuentos!


Las Caricias de la hierba constituye una selección de variados cuentos, que reflejan un autor consciente de la escritura; en efecto, desde el primer texto: "Escribir", Javier Duplá plantea que "cada frase es un escalón que hay que ascender; cada palabra, un paso breve en el camino hacia la meta". Los cincuenta relatos de este libro van precedidos por la presentación de Atanasio Alegre, para quien la sintaxis del escritor es propia de un "artesano de la prosa". El título sugerente de la antología es advertido en las líneas finales del cuento "La princesa de alabastro"; en ellas, la protagonista busca belleza en la sencillez y se quita los zapatos de raso, para sentir: "la primera caricia fresca de la hierba en sus plantas consquillosas".

Una evidente fascinación por los relatos de corte fantástico se manifiesta en la obra de Duplá; el autor recurre al ludismo con elementos del más allá y los presenta en forma reiterada en su obra: en "La cara este de Humbolt", surge Carmen Alicia, aparición enigmática que ayuda al excursionista cuando éste requiere auxilio para un amigo herido. "Edificio" es la pesadilla momentánea de un hombre que no ve el jardín de su edificio porque ha desaparecido. En piyamas y sin las llaves, queda fuera de su apartamento; después de varias peripecias con los vecinos, vuelve a ver el jardín en su sitio y a la conserje que riega las plantas. "El abanico", dejado en herencia por una abuelita a su nieta huérfana, tiene incrustado un diamante en el mango; la niña ve en esta piedra preciosa, la imagen de la abuela muerta que le habla y la protege. Al ser vendido el diamante, la niña sólo desea que le devuelvan la "foto hablante" de su abuela muerta. "Las niñas de nombre imposible" relata cómo la luna y el viento adoptan nombres raros y se convierten en niñas para seguir jugando aún después del amanecer. En el cuento "El apagón", surge un hombre de gris que protege a los indios de los caseríos, con la energía robada a las instalaciones de la represa. Se alude a los ovnis , pero se insiste en que el cambio del hombre no está fuera sino en su interior. En "La Calzona", existe la irrealidad en un mundo "más allá del espacio y del tiempo", y de la laguna surge un círculo fantasmagórico conformado por "los espíritus de los accidentados en aquellos páramos trujillanos".

En el cuento "La misa de Irene", la protagonista pide al sacerdote una misa por la fallecida Irene y, cuando está en la iglesia, ve un retablo de la Virgen del Carmen con figurillas achicharradas, una de ellas es la imagen de su amiga; después del oficio religioso, no ve ánimas que sufran en el infierno representado en el cuadro, sino ángeles en el cielo; entre ellos, el rostro de Irene. "Torón Merú" muestra una visión real del excursionista Diego quien baila con los espíritus en el salto de agua. La leyenda del Torón Merú narra que "figuras etéreas de jóvenes se movían, avanzaban y retrocedían al ritmo de las aguas en su caída". "Pesadilla" descubre a un hombre que grita ante la indiferencia de la gente que no lo oye. Al final, el lector duda de lo sucedido. "El pueblo fantasma" es visitado por las niñas excursionistas, Joselyn y María. Ambas se pierden en el tiempo de otra dimensión; pero, cuando regresan, no relatan lo visto porque no le creerían. "El santuario de los vientos" es el relato de una excursión hacia la montaña; después de una tempestad, aparece en el cielo, la silueta fantástica de una mujer. El relato "No se puede llegar a viejo" consagra la juventud adquirida por un anciano al viajar a Maracaibo en busca de la mujer amada en su juventud. Cuando encuentra a la anciana, ésta cree que se trata del hijo del hombre que una vez la amó, ya que su apariencia es la de un joven, por esta razón, le envía saludos a aquél. "La campana bajo el agua" plantea la muerte nostálgica de un sacristán, quien se sumerge en las aguas de la represa donde está “Berta”, la campana de la iglesia que ahora descansa bajo las aguas.

Entre la diversidad de temas ofrecidos por este libro, se puede observar la preferencia por las tríadas amorosas. En "Cristina y Mariela", un hombre aparece enamorado de su esposa, quien no desea darle hijos para no perder su figura y, también, de una amiga que sí los desea. "El circo" muestra los amores de una trapecista con un joven a quien cela el propio hermano de la protagonista. Otras relaciones complicadas se plantean en el texto: "La ida a la playa" insinúa la relación amorosa de Marcos, novio de Beatriz, con Ana Karina. Al concluir el relato, se queda con la preferida. En "A pesar de todo", se relata el amor que siente un joven hacia una mujer casi desconocida. Cuando descubre que ella es divorciada, "a pesar de todo" el final queda abierto, porque quizá la busque en Virginia y se case con ella. "Jugando con fuego" presenta las angustias y los enredos amorosos de un estudiante universitario con una muchacha casada, aún a sabiendas de que no debe jugar con fuego. En "Una beca de genética", la joven estudiante de la UCAB gana una beca para estudiar genética y no la usa por amor a su novio. "Tacones altos" presenta a una artista famosa a quien no le importa fallar en el ensayo general, porque ha sido seleccionada en un guión amoroso donde un pretendiente le ha ofrecido el rol principal en su vida amorosa.

La presencia de divorcios y mujeres abandonadas surge como leimotiv en estos relatos de Javier Duplá. "Aura" es hija de padres divorciados, por su condición de retrasada mental es rechazada por su madre y muere de tristeza después de despedirse del papá. En "El amor nunca se pierde", un hombre enamorado de una amiga sola, pide a Dios que cambie su salud por la enfermedad de ella.

Los relatos exóticos abundan en Las caricias de la hierba: "La mora de Alfajarín" relata los amores entre la mora Zaida y el cristiano Fernando, ayudante de cámara del rey Alfonso en el año 1118. En "La buena ventura" se brinda la jerga de una gitana ("¡Ozú mi niña!") quien lee la mano a una estudiante de medicina y le promete una muerte en su camino. La misma gitana será el cadáver con quien la protagonista se encontrará en la Facultad de Medicina. En el relato bíblico "Creación", Dios crea al hombre y "sigue contento en el anonimato de lo humano" y en "Encuentro en Europa" también se alude a los amores de una cristiana con un árabe de religión musulmana, a quien un sacerdote ayuda y bautiza para que puedan casarse.

En esta aproximación a los cuentos de Javier Duplá, llama la atención el vocabulario y algunos giros ajenos al entorno venezolano, que dan un matiz original a los relatos. En "Sompato", se puede leer: "infante" "congéneres" (al referirse a los demás niños) y "zagaletones". Cristina, la de "Cristina y Mariela", comenta al protagonista "mi mamá no se enfadaría conmigo". "Historias de la abuela" ofrece una modistilla, y se comenta que al personaje Nicolás "le cayó un décimo de la lotería" o que los niños han entrado al edificio escolar. En "Regalo de navidad", alguien busca en el tacho de la basura.

El tema del excursionismo se subscribe en los textos de Javier Duplá. "La Calzona" pinta una expedición hacia un extraño lugar geográfico de Mérida; "Torón, Meru" lleva a sus lectores hacia la gran Sabana y "La cara este del Humbolt" realiza su gira hasta la Laguna Verde, desde donde se observa la pendiende de Chomajoma. En cada un de los paseos por los hermosos paisajes de Venezuela, está palpable una variedad de regiones: la carretera trasandina surge en el cuento "La neblina del pasado", con la Laguna de Los Andes , los pequeños farallones y el Pico del Aguila, brindados en "La Calzona". Pinceladas de la Gran Sabana surgen del relato "Torón Merú", con las formaciones del Urutepuy y los vientos del imponente Roraima. "El golpe" entrega un ambiente citadino cuando narra cómo unos soldados han sido enviados a tomar La Casona; se vislumbra la avenida Francisco de Miranda y se menciona la toma de "Miraflores".

Dos simpáticas leyendas surgen de las páginas de Las caricias... En "La Central de Choroní", el Benemérito visita la planta y luego pierde el interés por la zona, debido a que el ingeniero francés lo había visto orinar y comentaba que era el único conocedor de los secretos de Venezuela. "El Cristo mutilado" reitera los milagros de la talla mutilada de un Ecce Homo, robada del Museo y aparentemente aparecida como encarnación en un Robin Hood, que ayuda a los pobres de un barrio en cierta capital sudamericana.

Como sacerdote y hombre consciente de la pobreza que rodea a la clase más humilde de la sociedad, el autor de esta antología muestra una realidad cruda en algunos de sus cuentos, sobre todo aquéllos relacionados con la Navidad, fecha en que debería existir elevación en los espíritus nobles. La maestra Eyilda de "Carta al Niño Jesús", da clases en el tercer grado de un barrio. El malandrito de "Regalo de Navidad" promete regenerarse, a su amiguita paralítica y le ofrece sus manos vacías como símbolo de lealtad y regalo de Navidad. El cuento "Las figuras rotas" sugiere la presencia de una joven, quien no da dinero a una malandrita embarazada cuando se lo pide, sino una tarjeta con su dirección. Cuando va a elaborar el Nacimiento no encuentra al Niño Jesús, y algunas figuras están rotas. La Noche Buena le ofrece como regalo la aparición de la muchacha a quien había atendido anteriormente, ésta se presenta con su hijo recién nacido en los brazos y le pide quedarse la noche en su casa.

Algunos relatos del padre Javier Duplá constituyen una evidente crítica a la sociedad de consumo y a la falta de educación de los niños. En "Carta al Niño Jesús", los niños piden "efectos de la propagada consumista" con acumulación de objetos que no pueden adquirir. "Historias de la abuela" critica la enseñanza en las escuelas y que los niños sólo quieran jugar y ver televisión. "Regalo de Navidad" presenta a un niño que no cree en el Niño Jesús: "son fábulas de niños burgueses, de familias ricas (...) La Navidad acentúa las carencias y las abundancias".

También se plantean soluciones, algunas iverosímiles y otras posibles, a los problemas de marginalidad social. En "Cambio de rumbo", una joven modelo deja a su novio rico, para dedicarse a trabajos sociales en el barrio y comenta: ¿Qué culpa tienen de ser pobres?. Si hubiera habido mejores gobiernos. "Mudita" es el relato de una pordiosera que pierde su rancho y es socorrida por una buena vecina. "En el barrio", recuerda el cuento infantil "La Cenicienta"; porque, una joven madre junto a su pequeña hija sufre calamidades hasta que, al final, un señor rico le ofrece ayuda: "pasé por aquí y pensé que quizá necesitaba una cola"

En el aspecto formal de los relatos, se puede observar cómo el autor juega con los planos temporales de algunos de ellos. En la "La neblina del pasado", Epifanía recuerda cómo Juan Félix, su actual marido, la buscó en un pasado lejano para saber su nombre, y recuerda: "¡menos mal que no dije cómo me llamaba!. Ese fue el gancho que lo conquistó, porque si no hubiera tenido la curiosidad de saber mi nombre, no me hubiera seguido buscando en San Rafael". El protagonista de "Cristina y Mariela" evoca cómo conoció a su amiga Cristina en la fiesta de la oficina y un brusco cambio lo vuelve al presente cuando la esposa Mariela le pregunta en qué está pensando.

Así como trabaja la dislocación de los planos temporales en algunos relatos, el autor sabe despertar el interés de sus lectores con finales sorpresivos e inusitados. En el cuento "Sompato", aparece muerto y semi-enterrado el protagonista: un retrasado mental, a quien han asesinado unos malandros, porque había defendido a una joven de una violación. Cuando encuentran el cadáver, éste presentaba "un rostro tranquilo y feliz [que] le otorgaba una rara similitud con el bello San Pancracio del altar mayor de la iglesia del pueblo". El cuento "No se puede llegar a viejo" narra la impresión del taxista al final del relato: "Caramba hace un rato traje a esta misma dirección a un señor que parecía el hijo de usted". La persona a quien se dirige el chofer es el mismo viejo que ahora se ve joven. La maestra Eyilda de "Carta al Niño Jesús" recibe de Alejandro, el niño pobre que no cree en el Niño, dos hallacas y un papel doblado con garabatos: "Son para usted, maestra. !Feliz Navidad!. En enero nos vemos". Se podría dudar si es sueño o realidad el final del cuento.

En "El amor nunca se pierde", existe metadiégesis: hay un relato que convoca otro; en las líneas finales, se pueden leer unos papeles escritos por el protagonista a modo de diario y comentado por un supuesto amigo: "Por mucho que rebusqué entre los papeles de mi difunto amigo, no pude encontrar su continuación". En el simpático cuento "Historias de la abuela", una abuelita cuenta a sus nietas las peripecias sucedidas a Nicolás, un personaje que, hacía mucho tiempo, había enviado una carta a la mujer de sus sueños y le indicaba, por medio de un doctor amigo, que él no tenía ninguna enfermedad contagiosa, como se rumoraba en el pueblo; por eso, la requería en matrimonio. Al concluir la lectura, se conoce la verdad: la abuela ha sido la misma persona que había recibido la certificación por parte del doctor, en ella se aseguraba todo lo contrario: Nicolás sí padecía de la enfermedad. La constancia médica estaba firmada por el doctor Hermes López, el mismo que la había conquistado antes de casarse con ella.

Así como algunos cuentos presentan finales simpáticos e inesperados, otros poseen desenlaces aparentemente de corte policíaco. La enfermera de "El golpe" aplica una inyección al paciente, lo mata, se quita la bata y debajo tiene un uniforme de camuflaje. El padre de Zaida, en "La mora de Alfajarín", se suicida y se oye un golpe seco que sigue en el tiempo y en la memoria de la gente, comenta el narrador al final: "Yo mismo lo he podido percibir algunas veces con cierto escalofrío". El personaje Javier del cuento "29 de febrero", busca a una joven a quien ha conocido hace poco y una voz telefónoca le dice: "El nombre y la muchacha que usted describe correponden a mi hermana, fallecida hace 20 años...El teléfono me quedó guindando en la mano sin fuerza para contestar".

Javier Duplá utiliza en sus relatos un fino humorismo que hace sonreír por la ironía de sus frases. El título del cuento "La Calzona" se debe a que una señora lavaba los pantalones de su marido en un arroyo y los dejó olvidados, cuando regresó encontró una laguna en ese lugar y "por eso se llama La Calzona". En "Carta al Niño Jesús" la maestra comenta a sus alumnos: "lo que les va a enviar entonces es un Manual de Ortografía, y otra maestra bien dura , que les apriete bien las tuercas". Cuando se refiere a "Mimo", el narrador dice: "Si alguien escribiera algún día un Carreño para gatos tendría que venir a esta casa a observar los finos modales de Mimo". "Indescifrable" alude a un estudiante obsesionado por genealogías bíblicas y la ilusión de haber encontrado al rey Joas en un compañero de clases a quien ayudaba en matemática. "Testigos de su gozo" consiste en un relato de religión/ficción, donde el Papa, primer pontífice negro y norteamericano, ordena como obispos a 50 mujeres y la venezolana no había sido ordenada previamente sacerdote. ¿Cómo sería el novio o esposo de una obispesa?. "El cheque" consiste en un excelente suspenso del itinerario sufrido por un empleado público, que debe tramitar el pago de un cheque retro activo. El hombre pasa por todas las dependencias bancarias y burocráticas que el lector pueda imaginar y, al concluir su odisea, cuando llega a su casa para contar su dinero, se da cuenta de que le han robado la cartera.

En estos cuentos también es posible observar el fino cultismo del autor. En "la bailarina", se presenta a un joven flaco y desaliñado que se asemejaba a "un personaje trágico de una poesía de Espronceda". El relato "Sompato" hace refereancia a un niño retrasado: "un oligofrénico o como se quiera calificar su poco brillante disposición intelectual". El conocimiento del arte surge desde "Carta al Niño Jesús", donde se hace referencia al Avila "como un cuadro de Cabré".

Queriendo experimentar con sus relatos, el autor muestra ambigüedad en alguno de ellos. "Cacería" cuenta las peripecias sufridas por un cazador de jaguar, termina el relato al ser apresado por un policía, porque se trataba de un ladrón de automóviles. "Renuncia" presenta el relato extraño de un narrador masculino, que con nostalgia debe renunciar a un "él. Las últimas líneas sacan al lector de la duda: se trata de un dinero del que se va a separar el protagonista: ¿cuántos dólares va a cambiar el señor?.

Para concluir este panorama de Caricias de la hierba del padre Javier Duplá, podría tenerse presente que el cuento "Hacia atrás" recuerda otro: "Viaje a la semilla" de Carpentier; en ambas narraciones se ve cómo un ser humano involuciona hasta llegar al vientre materno: "Todo comienza donde termina. Todo inicia su fin cuando comienza". Lo mismo se podría decir con respecto al relato "Mi otro yo me persigue", cuya temática constituye un hipotexto, como diría Gerard Genette, del hipertexto "El difunto yo" de Julio Garmendia.

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