ACERCA DE LAS AUTORAS

jueves, 30 de diciembre de 2010

EL ESTILO POÉTICO DE LA NOVELA OJO DE PEZ DE ANTONIETA MADRID

Por Liduvina Carrera

Para la aproximación al estilo poético de un texto, se puede partir de las ideas de Jenaro Talens (l980) cuando opina que "en un texto artístico todo elemento es siempre significativo (y que) la forma en arte es parte del contenido puesto que implica significación" (p. 69). En el caso de la novela Ojo de pez de la venezolana Antonieta Madrid, este tipo de lenguaje se hace más evidente y sistemático en los capítulos denominados "residuas". El mensaje poético es la suma de un lenguaje y de una sonoridad; en este sentido, cada uno de estos dos mensajes, ligados en un mismo fenómeno físico de comunicación, abarca dos aspectos: el semántico y el estético. El primero considera al mensaje como una secuencia de elementos reunidos según ciertas probabilidades de aparición y extraídos de un repertorio de símbolos normalizados, universales, reconocibles por todos los individuos de un conjunto, de un grupo humano, definido por su lengua, su vocabulario o su pronunciación. El segundo, en cambio, descansa en una secuencia de variaciones no normalizables, en una serie de juegos hechos por el mensaje, agente material, en campos de libertad trazados alrededor de cada uno de los símbolos normalizados precedentes y más o menos reconocidos, admitidos, aceptados por el individuo receptor único, que experimenta una percepción, a ninguna otra semejante de la mayor o menor originalidad del juego que se practica en el campo de libertad y ofrece al observador, en la medida en que es capaz de penetrar la sensibilidad del receptor, una estimación de lo que el mensaje aporta en ese individuo en particular. (Moles, l972. p. 161).

En este orden de ideas, según el crítico Maldavsky (l974), el sistema semántico Nº 6, corresponde un estilo poético que se caracteriza por la óptima sincronización de los códigos verbal, paraverbal y no verbal para transmitir un mensaje. También, los personajes, tiempos, espacios y objetos están netamente configurados. A diferencia del estilo de suspenso, en este caso no hay bruscos cambios en las secuencias ni se intenta crear una atmósfera de temor y asombro, sino que se busca un grado óptimo de redundancia, sea porque los tres códigos transmiten isomórficamente el mismo mensaje, o bien porque se articulan complementariamente con este mismo objetivo. El clima que se procura crear es de impacto estético.

El las "Residuas" de Ojo de pez se observa un cierto deleite en la misión de los signos y de su lectura, por el mero hecho de emitirlos o leerlos. Este placer funcional está conectado con el hecho de que las combinaciones son eufónicas o bien porque las imágenes construidas presentan un carácter especialmente agradable. La "Residuas" recrean frases que se aproximan a los textos poéticos capaces de reflejar características de la nueva poesía y cuyo nombre “residua” es acuñado por la propia Vanesa, protagonista y autora implícita de la novela bonsai, en sus apuntes pertenecientes a la CAMARA CLARA: "quedan los residua. ¿A dónde van a parar? ¿Qué se hace con ellos?"(p.62).

Para lograr cierta "rigurosidad" en el estudio del estilo poético, se debe observar por separado, el aspecto formal y la temática de las "Residuas", esto es, el Contenido y la forma, según proposición de Genette (1972-b. p. 78). En lo referente al aspecto formal, los textos que Vanesa Luder ha denominado "Residuas" presentan valores expresivos que proceden de su condición de obra escrita, con su correspondiente sentido de ritmo visual. Tomándolas como nueva poesía, son obras que se encuentran en la dirección culta de la literatura y su condición es minoritaria; lo mismo se ha podido observar en toda la novela Ojo de pez, en general y en las "cámaras" en particular, los otros capítulos de la novela, donde se observa un estilo más reflexivo.

Vanesa Luder, posible poeta, también quiere expresarse con la disposición gráfica de sus textos y por eso da a cada renglón la dimensión que juzga más conveniente y dispone la colocación de cada línea en la composición de sus "Residuas" según su acto de voluntad creadora. Por eso, la novel escritora no se vale de los habituales signos de puntuación usados en verso y prosa de acuerdo con las convenciones comunes de la Gramática. Como innovación en la poesía, según López Estrada (1974): "los poetas suprimen totalmente la puntuación, porque su poesía exige una sintaxis tan lógica y natural que no la ha menester" [p.114]. De los once apartados en los que Vanesa ha colocado sus "residuas", seis -consideradas en este estudio como poesías- carecen de signos de puntuación. A continuación algunos ejemplos de las "residuas" organizadas/dejadas /olvidadas en la novela Ojo de pez de Antonieta Madrid (1990), en las que no hay signos de puntuación.

La poesía nueva estableció que la disposición lineal de la obra fuese un atributo de la creación y, en esto, se mezclaron diversas razones, una de ellas procedía, precisamente, de la necesidad de sustituir el antiguo sistema de la puntuación. La novedad de suprimir la puntuación obtuvo su compensación con la libertad en la distribución de las líneas y su extensión, y ambas, aunque de un mismo origen, pudieron seguir caminos diferentes, e incorporarse a la expresión de la nueva poesía.

La supresión de los signos de puntuación no obtuvo un favor unánime pero sí triunfó la libertad de la disposición lineal, que más o menos atemperada a las distintas direcciones poéticas y a las condiciones de cada escritor, resultaba, acaso, el rasgo más caracterizado en la poesía del siglo XX. La flexibilidad y el efecto ondulatorio que se produce en el desarrollo del sintagma poético, le permitirán acomodarse a los cambios de orientación de los distintos grupos poéticos y a las necesidades de la expresión más matizada de los poetas exigentes. Tomando en cuenta estas ideas expuestas por el teórico López Estrada (1974), la base de la nueva métrica será un sintagma de índole poética cortado en unidades que adoptan una disposición de líneas desde el punto de vista tipográfico. La línea impresa será lo que el verso en la métrica anterior y se denominará línea poética (p. 11).

La línea poética es una entidad lingüística determinada por el renglón tipográfico de acuerdo con la intención del poeta, que lo acorta o alarga según sea el ritmo de la expresión. En las "Residuas" se puede observar el uso de una línea poética diseminada, en cuyo recurso expresivo intervienen factores estéticos de la disposición visual.


Dentro de la modalidad de la diseminación, se encuentra una especie de la misma, ordenada como si fuera una escalera de evidente efecto visual:



En las "Residuas" anteriores ocurre un escalonamiento sencillo, porque la línea poética se interrumpe y continúa inmediatamente en el renglón sucesivo, prosiguiendo la alineación en su sentido vertical, es un escalonamiento de sólo dos partes. En otro ejemplo también se puede observar la sangría de la línea poética; en la disposición gráfica, la primera línea de cada división interior del poema se encuentra desplazada tres espacios de la letra hacia adentro:




Si se quisiera tomar en cuenta el uso de la rima en estos "poemas nuevos", la autora tuvo en cuenta el efecto rítmico de la repetición pero no es la rima que confirme el acento del espacio métrico como ocurre en el verso común, sino que es un elemento más del juego armónico del ritmo, que en ocasiones presenta una clara disposición musical. Esto ocurre en las líneas cortas del siguiente poema por el juego armónico y conceptual que éstas le permiten:


En lo referente al aspecto del contenido o temática de las "Residuas" como elementos poéticos, se observará que dentro del estudio de la poesía la cuestión del tema ha sido descrita a menudo en términos de su dependencia de factores externos. Se ha dicho que el arte es el reflejo de la vida, de un medio cultural o del espíritu de una nación (Stankiewics, E. 1974. Pag 21). La poesía es, en efecto, un reflejo de las experiencias humanas, al igual que la vida misma. Sin embargo, aunque la poesía suele inspirarse en el torbellino de la vida diaria, el problema no se puede ver como si se tratase simplemente de establecer la correlación externa de tópicos literarios.

La temática de la muerte por amor es importante en el estilo poético de un texto literario; al respecto, se puede decir que no se trata de un tema planteado con miedo sino, por el contrario, posee una connotación placentera, equivalente a la abolición de la conciencia, existe la equiparación entre el sueño gratificante y la vigilia por la que los sueños se convierten en realidad: "Puedo verlo todo a través de una espesa capa de gelatina, puedo verlo todo pero, ¿de qué color?" (p.106).

Vanesa Luder, como poeta, presenta uno de los temas universales de la poesía: la muerte, y lo hace desde varios puntos de vista, lo manipula y describe con un discurso monotemático aunque a veces interpola otros: "como en un espejo veo tu muerte". (pág. 95.); "palpé su mengua, palpé su muerte" (p. 73); "nuevas flores se abren cuando olvidas la muerte" (pág 119); "seguirá su camino de muerte" (pág 127). Según la simbología de Cirlot (1979) la muerte es la suprema liberación. En sentido afirmativo simboliza la transformación de todas las cosas, la marcha de la evolución, la desmaterialización. En sentido negativo, melancolía, descomposición, final de algo determinado y por ello integrado en una duración. (p.312). En la obra Ojo de pez puede verse bajo los dos aspectos. En sentido afirmativo sería el triunfo sobre lo material: "Tus ojos mucho más azules, más allá del disparo de la ilusión" (p. 119) y en el sentido negativo, es evidente la soledad que deja la persona ausente: "transcurre el tiempo (...) una compuerta insalvable me separa de los demás". (p. 147).

La imagen del padre también aparece en las "Residuas", según Cirlot (1979) está asociada con el principio masculino y corresponde a lo consciente, por contraposición al sentido maternal del inconsciente. Vanesa recuerda el asesinato de su novio Fabio, a manos del padre en la Biblioteca, "el lugar más seguro del mundo"; por eso, asocia la imagen de su padre con el de la muerte.

Para concluir con el estilo poético de las "Residuas" conviene recordar que existe cierta carencia de una dimensión semántica que se articule con él y permita una mayor distancia con respecto al placer de emisión y de lectura. En este nivel existe un compromiso mucho mayor del receptor, a quien se le exige un alto grado de participación, incluso de padecimiento en la lectura.


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Cirlot, J.-E. (l979) Diccionario de Símbolos. Barcelona: Editorial Labor S.A.
Cohén, J. (1974). Estructura del lenguaje poético. Madrid: Gredos.
López Estrada. F. (1974). Métrica Española del Siglo XX. Madrid: Editorial Gredos.
Madrid, A. (1990) .Ojo de pez. Caracas: Editorial Planeta.
Maldavsky, D. (1974). Teoría Literaria General. Enfoque multidisciplinario. Buenos Aires: Editorial Paidos.
Stankiewicz, E. [1974]. La lingüística y el estudio del lenguaje poético. Sebeot. T. Estilo del lenguaje. Madrid: Ed. Cpatedra, S,A.
Talens, J. [l980]. Teoría y técnica del análisis poético. Talens, J et alii. Elementos para una semiótica del texto artístico. Madrid: Ediciones Cátedra, S.A.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

UNA APROXIMACION TEXTUAL A LA NARRATIVA BREVE DE JOSE BALZA

Mireya Margarita Vázquez Tortolero


José Balza

LA MUJER DE ESPALDAS Y OTROS RELATOS fue un libro publicado por Monte Ávila Editores en 1986 y contiene treinta cuentos de los cuales algunos ya han sido presentados en otros compendios de narrativa breve.

APROXIMACIÓN TEXTUAL



1. Reflejos de la Infancia

En los Ejercicios Narrativos, como José Balza llama a sus escritos breves, encontramos personajes y ambientes que son reflejos de su infancia. En ellos tenemos la presencia del río, la selva, anécdotas, personajes que reconstruye y nos proyecta a los lectores como si estuviera viviéndolo.

En el cuento "La sombra de oro" nos presenta la historia de un niño de ocho años, quien vive la emoción de tener consigo un pájaro de las selvas profundas. Aquí tenemos presente la región del Delta, la reminiscencia del niño que vivió allí en medio de ese mundo…

...El sol dilatándose en joyas delgadísimas sobre las hojas, el caimito sonando para mí... Tal vez fue el verano más largo en el delta o en mi vida...(p.20)
"Un libro de Rodolfo Iliackwood" también es un recuerdo infantil. Este personaje de nombre ficticio, existió en el Delta y murió allí. Un extraño personaje un poco loco, perseguido por la Seguridad Nacional. En este cuento, Balza revive sucesos de la época de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez: injusticia social, persecución política, guerrillera, muerte. El narrador nombra a Marina Castro, quien fuera compañera de escritura del autor.
...Una vez en vacaciones, un amigo llevó al lugar (su nombre San Rafael, es ya suntuoso y recargado)... para los campesinos que cruzaban en curiaras, por el río -me señala en la actualidad Marina Castro- aquello debió ser como un rito profano... (pág 57)
2. La Escritura como teoría y reflexión

A veces, en sus relatos, Balza utiliza la teoría como un acto de reflexión. Sus personajes en algunas ocasiones son escritores. En esos relatos, de una u otra forma se teoriza acerca de la escritura como acto y como proceso. En "Un libro de Rodolfo Iliackwood”, vemos que el personaje es escritor.

Rodolfo Iliackwood escribió un libro de seis breves relatos y con ellos rescató tres cosas: el acto inteligente que implica la denuncia de injusticia social, el paralelismo imprescindible entre forma y contenido y la evidencia creadora es máxima cuando se sabe que la situación no admite retardo. pp.58-59

Lo mismo sucede en "Ondulación", donde el protagonista también es escritor, a quien no le convence la obra que hace. Se aleja durante cinco días de la ciudad para concluirla. El ambiente campestre que rodea al escritor se confunde con el de la novela.

La gris lasitud de los arbustos en la noche desaparecía: confundida con su propia novela. Admiró el rigor con que acumuló datos y situaciones durante cuatro años...

Notó que, a pesar del trabajo de planificación, mientras llenaba el esquema con las palabras definitivas, perdía la visión de conjunto. Se deleitaba en la construcción de cada detalle; y, sin embargo, olvidaba el engranaje total del libro...

La tercera parte del libro caía; era irregular. En ella los personajes se vuelven tan livianos que al final aquello parece un texto teórico antes que un enfoque de conflictos... pp. 75-76.
3 Narrativa Experimental

Este tema supone indagar en la conciencia del personaje para decantarlo en lo más profundo de su psiquismo y evidenciar el enriquecimiento psicológico por medio del texto. Balza utiliza el monólogo interior y la introspección para plantear su teoría. En los cuentos, "Chicle de menta", "La Sangre", "Campo", "Raga" y "El Canto del Tartamudo", entre otros está la multiplicidad psíquica.

• Presencia del monólogo interior

A través de la introspección, Balza le da un tratamiento especial a las dimensiones del tiempo y el espacio. Presente, pasado y futuro se integran en planos sucesivos y el pensamiento surge como una de las únicas realidades posibles. (Navarro, 90:82)

En "La sombre de oro" el narrador nos cuenta su experiencia de un niño de ocho años y su encuentro con el pájaro salvaje con quien se identifica plenamente. La narración comienza en un pasado en el Delta, cuando niño, y luego se traslada al presente. Así se va dando la simbiosis de los tiempos en la memoria del narrador.

A nadie le conté: pero desde ese momento hasta el final del verano debo haber vivido para alimentar el sueño de tenerlo... (p.21)
Alteraciones temporales

Las narraciones breves balzianas, con muy pocas excepciones, comienzan en pasado. Esto se explica debido a la importancia del pensamiento a través de la memoria. Pero, como es lógico, la narración no se puede quedar allí, inmediatamente comienzan los juegos verbales; hay alteraciones en los tiempos narrativos, incorporación sorpresiva de sucesos, prospecciones y avances violentos como sucede en "El Canto del Tartamudo" y "Central". En estos cuentos el tiempo se incorpora como parte esencial de lo narrado.

4 El lenguaje metafórico y simbólico

Para lograr esto, nos centraremos en las descripciones utilizadas en sus relatos. El uso de la adjetivación suntuosa, las imágenes auditivas, visuales, táctiles, etc., unidas a la música y a la pintura, nos dan una belleza y plasticidad en el lenguaje. Como ejemplo de ello podríamos hacer referencia a "La sombra de oro" donde tenemos esta descripción:

Al acercarse parecía que el agua iba a sumergir la isla frente a nuestra casa: pero no, el gigantesco cuerpo del río ondulaba dulcemente y apenas mordía con dientes de molino, fugaz, los bordes de la isla...

... vientos de ópalo sobre el oleaje, sonidos momentáneos en el ramaje... (p.19)
En "Un libro de Rodolfo Iliackwood"

...Mediodía hirviente verdor, barrocas las raíces y la superficie de agua. Y justamente entonces, anaranjado como el camino polvoriento, Iliackwood...(p.57)
En muchos de los relatos de este libro de cuentos, vemos una carga simbólica en los elementos que conforman las anécdotas. En el primer relato del libro "La sombra de oro", desde que la narración comienza está la luz como elemento simbólico, ella es clave para el montaje de la anécdota. El niño y el pájaro, personajes básicos para el desarrollo del cuento, se conocen y reconocen en el momento en que la luz de la tarde fluye del caimito, y esto lleva a que el narrador adulto recuerde su época de niño de ocho años.

Claro que yo también tuve ocho años: puedo asegurarlo ahora, por la sombra dorada del caimito. Desde muy lejos, desde un pequeño brillo de diamante, comenzaba el río a crecer (...) Allá en el copito, moviendo lentamente el ala o la pata izquierda o el cuello, lo vi mirarme justo cuando la luz de la tarde sólo nacía del caimito pp. 19-20
5 Similitud Temática

En este libro de cuentos, hay diversidad de temas, entre ellos el amor como goce del cuerpo. Lo vemos en "Central", en una de las anécdotas que se narran. En "El Beso Perdido": dos de los amigos que aparecen en la narración disfrutan de su encuentro en la misma hamaca. En "Asomo", también el amor hace su entrada: el personaje central rememora los momentos vividos con su pareja. En "Ondulación", "Raga", "La mujer de espaldas", "Campo", este tema mantiene el centro de la anécdota. Otro tema que se maneja es el de la muerte. En "Central", "El Canto del Tartamudo", "Bella a las Once", "La mujer de espaldas", "Un libro de Rodolfo Iliachwood”, se toca, también, este tema. Las exigencias de la escritura en "Un libro de Rodolfo Iliackwood, "La mujer de espaldas", "Ondulaciòn" nos presentan teorías acerca de lo que debe ser la escritura. El tema de la guerrilla lo encontramos en "Un libro de Rodolfo Iliackwood", "Bella a las Once". Por su parte, en "Freda" y "Campo" está el conflicto entre acción y pensamiento, entre vida y muerte, entre ser y no ser.

Conclusión

A través de los cuentos analizados, hemos hecho un recorrido por la diversidad estilística y la multiplicidad técnica de la escritura breve de Balza. Vimos cómo el escritor ha sabido combinar ese mundo interior y conflictivo del ser humano, con lo sencillo y cotidiano de la vida.

La división presentada, dentro de la aproximación textual, es arbitraria. Lo que hemos querido demostrar es cómo por medio de esas claves textuales, el autor logra una narrativa experimental. Por medio de ella, toda la teoría manejada por el autor es enlazada en sus Ejercicios Narrativos. Ambiente, personajes, temas, alteraciones espacio-temporales, anécdotas, nos van dando el desarrollo de sus relatos En su experimentalidad está el subjetivismo propio de su obra.

En los relatos de este libro hay un juego entre el inconsciente y el subconsciente. Tenemos la presencia del recuerdo de la infancia del autor: el Delta, el río, el niño, la naturaleza espesa, el caimito. En otros la presencia de la congestionada ciudad: el tráfico, sus principales avenidas. Todas ellas enlazadas con tal maestría que se convierten en una realidad literaria expresada con el lenguaje metafórico y simbólico, cargado de luz y brillo que pertenecen a ese mecanismo psicológico de la imaginación.

Para este autor, la distancia entre realidad y ficción es mínima, ya que él no se ubica como el elemento de enlace entre el mundo interior y el mundo exterior, sino proyecta formas y hace inteligible la experiencia. Por ello, los ambientes, tanto citadinos como provincianos son iguales para el ser humano. Sólo importante está en el mundo interior, en la conciencia, en el pensamiento. Es allí donde centra el autor su narrativa.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Araujo,O (1988). Narrativa Venezolana Contemporánea. Caracas, Monte Ávila Editores, c.a.
Balza, J. (1969) Narrativa Instrumental y Observaciones. Caracas UCV.
Balza, J. (1976) Los Cuerpos del Sueño. Caracas, UCV, 1976.
Balza, J. (1990) La Mujer de espalda. Caracas, Monte Ávila editores.
Baquero Goyanes M. (1970) Estructuras de la novela Actual. Barcelona, Editorial Planeta.
Bravo, V. (1993) Los Poderes de la ficción. Caracas, Monte Ávila editores Latinoamericana.
Landa, J. (1994, junio-julio) "La Palabra entre el Delta y la Polis" En: Imagen Latinoamericana Nº 105-106. Caracas.
Mata, H. (1992,julio) "Conversación con Balza". En: EN NEGRO, año 1, Nº12. Cantaura.
Miranda, J. (1975) Proceso de la Narrativa Venezolana. Caracas, UCV.
Navarro, A. (1970) Narradores venezolanos de la nueva generación. Caracas, MonteAvila editores c.a.
Navarro, A. (1993,abril) "Claves para entender un cuerpo textual". En: Imagen Latinoamericana Nº 100-94 Caracas.
Pacheco, C y Barrera Linares L. (comp.) (1993) Del cuento y sus alrededores. Aproximaciones a una teoría del cuento. Caracas, Monte Avila Editores Latinoamericana.
Tacca, O.(1978) Las voces de la novela. Madrid, Editorial Gredos.
Varios autores (1992) Teoría y praxis del cuento en Venezuela. Caracas, MonteAvila Editores.

viernes, 29 de octubre de 2010

ISABEL ARETZ y LUIS FELIPE RAMON Y RIVERA: UNA LECTURA A DOS LIBROS "FOLKLORICOS"

Liduvina Carrera
Si se nos preguntara en qué se diferencia esta cultura de las aborígenes. Sencillamente, y nada menos, en que sus usufructuarios conviven y comulgan con la última cultura, la nuestra. (Isabel Aretz).

Para rendir tributo a los insignes folkloristas Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera, ilustres tachirenses, hemos tenido el gusto de revisar dos de sus libros, producto de un infatigable trabajo de campo por los remotos lugares de Venezuela; ellos son el Manual de folklore de Isabel Aretz, cuyo primera edición data de l955, y Folklore Tachirense (vol I) de Luis Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz. El título dado a estas líneas: "dos libros folklóricos", se debe a que son portadores del saber popular y parten de la propia etimología de la palabra Folk-lore. De origen inglés, este vocablo está integrado por Folk que significa pueblo y lore, saber; saber del pueblo, recogido por los investigadores a quienes brindamos homenaje con estas líneas: Luis Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz. El Manual de folklore de Isabel Aretz, corresponde a un nutrido trabajo acerca del folklore venezolano en general, y Folklore Tachirense (vol I) está inspirado específicamente en la ciudad andina que acoge con tanto cariño a los escritores reunidos en encuentros literarios: Táchira.

Cruz de Mayo

Como hoy día el folklore ha dejado de ser pasatiempo, para constituirse especialización de la Antropología Cultural, los estudios de Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera han procurado dar a "conocer la cultura de un pueblo determinado y buscar lo universal en lo propio, en la raíz indígena". La publicación de estos materiales conforma una parte de la obra iniciada desde l947, por la pareja de investigadores en el campo del folklore venezolano.

A Isabel Aretz siempre le preocupó llevar adelante, primero, investigaciones en diferentes lugares de Venezuela, para "obtener un panorama del folklore del país". Más tarde, sus aspiraciones intensificaron los trabajos en diferentes estados y dieron frutos en un conocimiento más completo del folklore regional. En cuanto al Táchira, específicamente, Luis Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz han producido la obra Folklore tachirense, que ha sido publicada en tres volúmenes por la Biblioteca de Temas y Autores Tachirenses, con más de 35 años de riqueza editada.

1.- MANUAL DE FOLKLORE


La autoría del primer "libro folklórico" escogido para esta lectura, pertenece a Isabel Aretz; y la dedicatoria reza así: "A Luis Felipe, compañero en todas las investigaciones folklóricas". En otras páginas del mismo texto, nos sorprende la autora con similares líneas afectuosas: "Mi esposo, Luis Felipe Ramón y Rivera...". La información inicial recogida en este libro, data de 1955 y la autora en el Prólogo a la segunda edición, a casi quince años de distancia y consciente de que podría haber escrito un libro mucho más completo con los últimos datos obtenidos, comenta que no lo hizo porque el texto "dejaría de ser el Manual sintético y práctico, más que nada informativo".

La idea inicial del libro partió de la necesidad de un Manual de Folklore que se adaptara a las exigencias venezolanas. El Instituto de Folklore de Caracas, vigente en aquella época, con frecuencia le formulaba preguntas acerca del verdadero sentido de la palabra Folklore, de su contenido, de los tópicos que comprendía y, sobre todo, de la aplicación en la Escuela o en el Arte. Por este motivo, la escritora decidió organizar su trabajo y darlo a los futuros investigadores del "saber del pueblo". Isabel Aretz ha reconocido la génesis de sus investigaciones en otros estudiosos del folklore; por eso ha escrito:" Soy discípula de todos los folkloristas mencionados en el curso de estas páginas (...) pero ante todo, soy discípula de mi propia experiencia, de mis propios viajes, de mis afanes y ante todo de mis errores".

Cestería

El Manual de Folklore consiste en una notoria misión, dividida en tres partes. En la primera, se intenta definir lo que es el Folklore; la autora se refiere a la investigación de campo y de gabinete que indica la forma cómo se recopilan y clasifican los asuntos folklóricos. Al respecto, alude que no es el Folklore en sí lo que se había descubierto en los estudios de los arqueólogos ingleses de l846, porque éste había existido desde siempre con otros nombres. Lo que se descubría en ese momento era la palabra Folk-lore, aplicada a lo que hasta entonces se llamaba en Inglaterra Antigüedades Populares o Literatura Popular. La palabra desde ese momento se constituyó en "una bandera a cuya sombra todos trabajan en la misma orientación y desde entonces distingue a los materiales que vienen de lo hondo del tiempo y designa además su estudio".

La parte teórica está dividida en tres títulos. El primero, Qué es el folklore, detalla lo concerniente al estudio del folklore, entre otros: la etimología del término, el patrimonio, la ubicación, la nacionalidad, etc. El segundo título, La investigación folklórica contiene líneas dedicadas a la especialización folklórica, a la colección de materiales, indagación, usos y costumbres. El tercer encabezamiento abarca sobre todo el trabajo de gabinete y se denomina Ordenación y estudio de los materiales. Allí la autora explica cómo se catalogan, ordenan clasifican y estudian las investigaciones, y orienta acerca de la búsqueda bibliográfica y otras fuentes de información.

En la segunda parte, se reseña breve pero panorámicamente el folklore venezolano. Esta sección del trabajo se basa en las observaciones personales realizadas por Isabel Aretz y está dividida, a su vez, en tres capítulos: el correspondiente al Folklore Material o Ergológico abarca lo referente a vivienda, enseres domésticos, comercio, alimentación, alfarería, hamacas, tejidos varios, sombreros, etc.; el llamado Folklore Social alude al lenguaje, usos y costumbres familiares, relaciones sociales, oficios y profesiones, fiestas y ceremonias, juegos de adultos y de niños, etc. Por último, el renglón del Folklore Espiritual-Mental presenta lo referente al aspecto literario, formas poéticas, refranes, adivinanzas, cuentos, leyendas, músicas variadas, instrumentos musicales, danzas, parrandas y diversiones populares, supersticiones, magia, remedios y un sin de indagaciones inherentes al tema.

La tercera división del libro, denominada Funciones, Difusión y Proyecciones del Folklore, refiere las proyecciones posibles del Folklore. El primer estudio se titula Para qué sirve el folklore y abarca, con la ayuda de una rica bibliografía, su valor sociológico. Luego, se trata la aplicación del Folklore a la enseñanza de las diferentes asignaturas: Castellano, Historia, Geografía, Zoología y Botánica, Aritmética Elemental; en general, a su aprovechamiento en la enseñanza y su difusión desde la escuela. Finalmente, se refiere a su aplicación en la Creación Artística y en la Industria.

A modo de coda final, Isabel Aretz escribe "creo que nos toca a los folkloristas hacer la defensa del folklore...Por mi parte aspiro que, al llegar a este punto, el lector que nos haya seguido comprenda que el Folklore es una Ciencia que requiere toda la dedicación del especialista y todo el respeto del profano".

 
FOLKLORE TACHIRENSE



El Folklore Tachirense vol. I corresponde al segundo "libro folklórico" que comentaremos en nuestra líneas. Forma parte de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses; es el número 24 de la colección y probablemente hoy día sólo engalane bibliotecas particulares, como tantos otros que han desaparecido del mercado literario y del consumo de los asiduos lectores.

Folklore Tachirense está dividido en tres tomos, debido a lo voluminoso de los materiales recogidos por los autores. En el primer tomo (objeto del presente comentario) se ofrece un estudio completo de la Música, realizado por Luis Felipe Ramón y Rivera y una sección referida a Literatura, a cargo de Isabel Aretz. El segundo, corresponde al Nº 25 de la Biblioteca..., y comenta las costumbres, fiestas, danzas y juegos; el arte popular, las creencias y supersticiones y todo lo que atañe a la vida material. En ese apartado están incluidas las fotografías que ilustran los diferentes tópicos. El tercer volumen pertenece al Nº 37 y completa los tres tomos que bajo la dirección del Dr. Ramón J. Velásquez, conforman la Colección de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, cuyos 35 celebramos.

El tomo seleccionado para esta disertación fue el primero y, al hojear sus páginas, nos ha venido a la memoria el recuerdo de otras que también han perseguido un objetivo común: conservar el patrimonio de una región o de una etnia; nos referimos, en este caso, al libro Literaturas Indígenas Venezolanas de Fray Cesáreo de Armellada (l981). Así como los autores de Folklore Tachirense han señalado que "todos los materiales recopilados son de primera mano (...) obtenidos de boca del propio pueblo (...), nos servimos del moderno procedimiento de la grabación en cintas magnetofónicas (...), realizamos abundantes anotaciones in situ "; de la misma forma, el padre capuchino ha escrito en su Introducción: "debe saberse que una buena parte de esta literatura ha sido grabada mientras los narradores o cantadores la estaban recitando. (...) Hubo casos en que se recogió al dictado, antes de la utilización de los grabadores". Como se puede observar por ambos testimonios, el saber del pueblo, sea del Táchira o de los indios Pemones de la Gran Sabana, ha sido recogido por los investigadores en el lugar de los hechos y con la ayuda de los propios informantes, por eso son tan valiosas estas obras.

Otro punto de contacto que nos ha llamado la atención al revisar de nuevo ambos libros, fue la propuesta de la metodología. En Folklore Tachirense vol. I, puede leerse: "Los materiales que damos han sido escritos, clasificados y estudiados con método, pero presentados en forma fácil, para que sean comprendidos por todos", y en Literaturas Indígenas Venezolanas: "El libro que ofrecemos, es una antología metódica y ordenada por géneros o campos literarios. (...) será buena ayuda para ir formando una idea más clara de lo que hay".

Ambas explicaciones han sido producidas por mentes organizadas que ofrecen un material dirigido, tanto a la enseñanza, como al resguardo de la cultura para la posteridad. Los dos textos han sido fruto de investigación, por eso los autores agradecen los antecedentes del tema. En Folklore Tachirense, se lee: "No (...) dejamos de reconocer los esfuerzos realizados por otros investigadores y por personas preocupadas por el folklore, que de una u otra manera han contribuido a su rescate y a su difusión. Entre ellos....". Literaturas Indígenas Venezolanas nos ofrece las siguientes líneas: "Este libro (...) tiene algunos antecedentes dignos de encomio".

Aunque nuestro objetivo no ha sido el de comparar Folklore Tachirense y Literaturas Indígenas Venezolanas; es posible señalar un posible nexo entre dos obras que, de una u otra forma, tienen un origen y un objetivo común. Fray Cesáreo de Armellada escribía en sus páginas que la literatura de nuestros indios no era de gabinete o salón, sino popular y corriente; además, añadía: "es y puede denominarse folklórica, porque verdaderamente en ella está la sabiduría del pueblo, está inspirada en el mundo en que se mueven y que los envuelve sin asfixiarlos". También se vislumbra esta idea en las palabras de Isabel Aretz cuando escribe: "nos preocupó llevar adelante, primero investigaciones en diferentes lugares de Venezuela, suficientemente alejados de las capitales y de los centros petroleros o comerciales en general, con el objeto de obtener un panorama del folklore del país".

Calle de Táchira

Una vez, realizadas estas reflexiones que motivaron los primeros párrafos de esta lectura, volvamos al libro que nos ocupa, Folklore Tachirense (vol I). La primera parte, dedicada a la Música, está a cargo de Luis Felipe Ramón y Rivera, quien presenta en sus Apreciaciones Generales un nutrido ensayo acerca del tema. Comenta el autor que la música del pueblo tachirense es de origen europeo y que no hay vestigios de la música indígena ni afroide; por el contrario se ha producido un notable proceso de desintegración. Este hecho se sustenta en la supervivencia de ciertos elementos, maneras de cantar o tocar tradicionales que forman una capa antigua. El olvido de esos elementos sufre la transformación de la música y las costumbres, conectadas con la intervención de la vida moderna.

La improvisación es un elemento tradicional casi perdido en el Táchira; sin embargo, el autor ha encontrado ejemplos de "canto acomodao" o "versos acomodaos" que era la designación vieja para la improvisación. Cuando Luis Felipe Ramón y Rivera indican el proceso de desintegración de la música, se refiere al hecho de que la misma pieza se encuentra recogida de distintos modos en diferentes lugares. Con todo esto, los restos dispersos forman un cuerpo de historia y ayudan al estudio musicológico. A veces, el autor ve como interesante el proceso del reemplazo de una música por otra. Tonos y romances eran la música apropiada en otras épocas para festejar los velorios del Niño Dios frente al pesebre, para el velorio de angelito y los velorios de cruz y de santo, tal como el resto del país; sin embargo, esa misma música fue reemplazada por los "cantos acomodaos" de carácter profano, y lo que era festejo místico, acabó en baile y parranda.

Con respecto a la música bailable antigua, también ha sido olvidada y se produjo el reemplazo por los modernos bambucos, valses y "las más recientes piezas como el bolero o la guaracha". Sin ser especialistas, nosotros mismos hasta nos atreveríamos a mencionar al Reggae y el Rap de los jóvenes de hoy; porque el futuro de la música destinada a estas fiestas campesinas parece estar en manos de la música mecánica.

Ramón y Rivera ha dividido en tres secciones su estudio de la Música Tachirense: Música para Bailar, Música Mística y Cantos Varios. En la primera señala la cantada y la instrumental. La sección de Música Mística agrupa melodías de distinta función, que sirven a las procesiones y festejos de Navidad o corresponden a simples "costumbres piadosas como la de La Corona, otras al velorio de angelito". En Cantos Varios, se agrupa la música profana de diversión no bailable, los cantos maternales, los cantos de trabajo, etc.

Después de haber desechado el aporte indígena en la música del Táchira por no sobrevivir y el negro por no haberse difundido, el autor ofrece un estudio acerca del aporte europeo y procura dar respuesta a lo esencialmente tachirense de la música. Comenta que la temática literaria, en gran parte local, los valses y bambucos han adquirido una forma propia y, por sobre todo, conservan las antiguas melodías locales. Alude el autor que si bien estas melodías locales dependen de Europa en cuanto a su base armónica, rítmica o escalística, es apenas la materia prima con la que el hombre de nuestras sierras crea sus propias melodías, aunque siempre existen vinculaciones con otras, venidas de otras partes. Para terminar con su presentación, Ramón y Rivera opina que "la música tachirense es venezolana como la que más. La presencia y cultivo en ella de piezas tan nacionales como el Galerón y el Manzanares (...) bastan para justificar tal juicio".

Al concluir la presentación teórica de su material, el autor ofrece diferentes piezas de la Música Bailable, la Música Mística y los Cantos Varios a los que ha aludido anteriormente. Al final, añade unas páginas tituladas" Los Instrumentos Musicales y explica que el "folklore musical tachirense utiliza exclusivamente instrumentos cordófonos para la melodía y la armonía".

La segunda parte del libro Folklore Tachirense (vol. I) está a cargo de Isabel Aretz y se refiere a La Literatura. En las Apreciaciones Generales, ella indica cómo grabó gran cantidad de piezas, en prosa, en verso y de formas mixtas; asimismo, anota una serie de expresiones típicas que dan al habla de los campesinos un sabor peculiar y dedica un breve párrafo al habla típica. En esta división se ofrecen cuentos, manifestaciones en prosa y una colección de refranes que matizan el modo de hablar del tachirense.

De la misma manera como se puede observar la organización de los textos literarios indígenas, recopilados por Fray Cesáreo de Armellada, es posible revisar el material de Isabel Aretz; sistematizados en verso, composiciones en prosa o en verso o en ambas formas a la vez, trabalenguas, poesías con anécdotas, adivinanzas y oraciones y secretos. Estas últimas, las oraciones y secretos, se han conservadas en el Táchira, y muchos campesinos las creen fervorosamente. Entre ellas, se distinguen las oraciones religioso- populares, la que sirven para conseguir novio, las que corren a las brujas, a los enemigos, a los perros furiosos o a las culebras. También hay Secretos de los secreteadores, verdaderos brujos-curanderos, que los compran y aplican a sus clientes. Recordando de nuevo la "literatura" indígena, ¿quién no relacionaría estas oraciones con el tarén de los indios pemones? Fray Cesáreo de Armellada (1972) comentaba (refiriéndose al tarén ) que estos ensalmes entre los indios pueden ser beneficiosos y maléficos, y añadía: "los piaches son considerados como personas que pueden curar, pero también suelen hacer maleficios".

Volviendo al libro de Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera, el aspecto literario presenta una poesía recitada o cantada, reunida de acuerdo con su forma; no se analizan los antecedentes de las poesías breves; pero sí, las composiciones más importantes. En la prosa, la escritora presenta diversas narraciones históricas, refranero popular, tradiciones y leyendas, relatos de aparecidos, cuentos de brujas y, no pueden faltar, los relatos de Pedro Urdemales o Pedro Rimales, representante del pícaro venezolano y personaje de muchos relatos; entre otros, recordemos la pequeña pieza teatral de Uslar Pietri (l970): La Viveza de Pedro Rimales o el trabajo de Pilar Almoína de Carrera (l988), titulado "Aventuras de Pedro Rimales en una variante trujillana".
Con el recuento de este rico material, damos fin a Isabel Aretz y Luis Felipe Ramón y Rivera. Una Lectura a dos libros "folklóricos". Deseamos que estas líneas sean propicias para resaltar las letras de San Cristóbal. Ya "este rincón de los Andes Venezolanos" no estará incomunicado; por el contrario, la literatura tachirense ocupará un lugar relevante en el estudio de la Literatura Venezolana y se enriquecerá con cada intercambio de experiencias.


REFERENCIAS

Aretz, Isabel. (196l). Folklore Tachirense. (vol. I). Caracas: Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses. Nº 24

Aretz, Isabel. (1984). Manual de folklore. Caracas: Monte Ávila Editores. (8º edición).

Armellada, Cesáreo (l972). Pemonton Taremuru. (Invocaciones Mágicas de los Indios Pemón). Caracas: UCAB Instituto de Investigaciones Históricas.

Armellada, Cesáreo y C. Bentivenga de Napolitano. (l981). Literaturas indígenas venezolanas. Caracas: Monte Ávila Editores.

Carrera, Pilar Almoína de. (l988)."Aventuras de Pedro Rimales en una variante trujillana". En Memoria. Primer Simposio de la Literatura Trujillana. "Mario Briceño Iragorry". Trujillo-Venezuela: Ediciones Ítaca. Colección Documentos. Nº l.

Uslar Pietri, Arturo. (l970). "La Viveza de Pedro Rimales". En Subero Efraín. Teatro Escolar. Caracas: Ediciones Tricolor.

sábado, 2 de octubre de 2010

ANALISIS DEL RELATO "CENTRAL", CUENTO DE JOSÉ BALZA

Parque Central (Caracas- Venezuela)
 Mireya Vásquez


“Central” es uno de los ejercicios narrativos de José Balza; este cuento forma parte, junto a otros, de los treinta relatos contenidos en el libro LA MUJER DE ESPALDAS Y OTROS RELATOS, publicado en Monte Avila Editores en 1986. En las líneas siguientes va una aproximación de análisis textual.

TEMA O ASUNTO

Es un relato donde se narran 4 historias que se desarrollan en un mismo lugar: los apartamentos del Conjunto Residencial Parque Central. Las historias son contadas 3 por un narrador en tercera persona y una en primera. Se van entremezclando unas con otras en un mismo día: "un sábado en la tarde del mes de junio de 1980".

La primera habla de los avatares por las que pasa Federico cuando es invitado a una fiesta en un apartamento del piso 36 del Conjunto Residencial. Cuando está buscando la dirección, se encuentra con otro personaje. Se da inicia en la segunda historia: la de Juan José, quien va a su casa, que queda en la misma torre. Este personaje, después de haber pasado la noche con la “otra”, regresa a su hogar, pues Josefina, su mujer, le ha hablado muy extrañamente. Cuando éste está esperando el ascensor para subir, coincide con Federico y un tercer personaje, que es el narrador en primera persona. Éste cuenta algo de su vida y cómo cambió cuando conoce a su pareja, Luisa. La lectura de un poema de astrología introduce en la cuarta historia: el relato de un matrimonio felizmente unido y con un hijo de cinco años, quien juega con potes de talco. A ellos sólo les interesa lo que pasa en su casa. Viven totalmente aislados de los demás.

José Balza
Las historias, paralelas y oblicuamente se enlazan y el narrador en primera persona conocerá los acontecimientos que se suceden en Parque Central por medio de la prensa y la televisión

Nunca volveré a saber de Federico ni de Juan José, aun cuando mañana o después la televisión y la prensa me lleven a imaginarlos, a suponerles actos que justamente podrían estar ocurriendo ahora. (P. 41)
AMBIENTE

El cuento posee varios ambientes específicos, de acuerdo a los relatos.

- La avenida en donde se encuentra el Conjunto Residencial: "Un vertiginoso chorro de buses y autos ocupa la calle. Zumban las motos y el aire espeso..." (p. 31)
- El Conjunto Residencial Parque Central

... cinco murallas, una misma forma repetida cinco veces lo aplasta. Mil ventanas visibles, pero secretos están sobre su cabeza (...) frente a Federico y a su derecha dos faros enormes avanzan (...) las torres laterales fragmentadas en espejos cambiantes.
- El apartamento de la primera historia. Apartamento Nº 36.

Un apartamento de dos plantas convertido en teatro: desde el balcón hacia el pie de la escalera, sillas en semicírculo... (p.40)
- El apartamento donde se desarrolla la segunda historia. Mitad habitación, mitad oficina. Alquilado por Josefina a una empresa.

- El apartamento de la tercera historia. Apartamento Nº 0: "En un extremo coloco una vela encendida, acerco los dos dulces de guanábana..." (p.41).
- El apartamento en la cuarta historia.

...fueron eliminadas las esquinas de las habitaciones, los ángulos de las puertas; corrieron cortinas de colores, insertaron marcos de metal plateado... Su casa se cierra con ellos en una reflexión de belleza. (p.37)
PERSONAJES SIGNIFICATIVOS

- Federico: joven de veinte años. Alto, delgado. Será el recepcionista y acomodador durante la fiesta que se celebrará en el apartamento 36 de Parque Central. Tiene problemas con su mamá, pues, según él, ella no lo entiende.

Hijo único, nunca vio a su padre y la madre de cuarenta y cinco años resulta tan libre que pocas veces se vuelve exigente, como en los últimos días. Cuando él ha estado fuera casi todas las noches de la semana, cuando ya eso debía ser aceptado en casa, su madre se enfurece en silencio. Uno nunca llega a entenderla por completo (p. 31)
- Quintero: Personaje a quien Federico conoció en Parque Central y quien lo invitó a ir a su apartamento, en el piso 36, para compartir con unos amigos. Lo que se sabe es que era un individuo flaco.

- El Cantante: Federico lo conoció en el apartamento de Quintero. Era un hombre de buena estatura, levemente gordo, moreno, con voz muy baja y fina. Invita a Federico a participar de la fiesta que se celebrará días después.

- Grupo de cantantes famosos, entre ellos barítonos, tenores, una mezzosoprano. Todos ellos se reúnen en la fiesta del apartamento 36.

- Una mujer: blanca, algo mayor. Una mezzo de gran prestigio internacional traída por la Municipalidad para la temporada oficial de Ópera de la ciudad (p.40). Sufre de una enfermedad: sangra mientras tose. Morirá cantando en la reunión que se realiza en el apartamento 36.

- Juan José: Personaje central de la segunda historia. Es blanco, algo fuerte, de cuarenta años. Le agrada conversar con los amigos, sobre todo con pequeños grupos. Le gusta el cine, leer la prensa y ver televisión. A cada instante lo abruma una urgencia erótica (...) Hay como un plazo tendido para él de la cual no logra escapar si no encuentra una mujer (p.33). Tiene dos mujeres: Josefina y la Otra. A veces pasa las tardes en hoteles o en autocines con otras mujeres. Nunca llega a sentirse satisfecho sexualmente. Dio muerte, sin quererlo, a Josefina, pues ésta lo agredió cuando llega al apartamento, y él por defenderse la golpea y la mata.

- Josefina: Mujer violenta, agresiva. Está drogada cuando Juan José llega al apartamento. Su profesión es de secretaria. Dueña del apartamento donde vive. Tiene alquilado la mitad de éste a su jefe, un empresario uruguayo. Muere a causa de los golpes que le propicia Juan José. Este la descuartiza para acabar con las evidencias del asesinato. La mete en tres bolsas plásticas grandes.

- Narrador en Primera persona: Hombre netamente citadino. En sus primeros años vivió sin preocuparse por nada.

Mi conciencia era ajena a lo exterior, y a la vez sólo pensaba algo impensable. Pero, de pronto, los libros, la música (...) algunas cosas políticas, fracturaron algo mío que desconocía... (p. 35)
La muerte de su padre y la locura de su madre, el trabajo para poder mantenerse, los estudios universitarios por la noche hicieron que actuara sin preocuparse de sí mismo. No se imaginaba con hijos ya que no quería que ellos sufrieran lo mismo que él.
Durante años acepté que mi vida girara alrededor del viejo parque de los Caobos y de los antiguos museos (...) parecía como si un círculo me detuviera allí (...) y nunca imaginé que en 1980, ese cuerpo vital cambiaría, casi estoy reducido al gran Centro por donde ahora camino ... (pp. 35-36)
Su vida cambió cuando conoció a Luisa. Vivía con ella desde hacía nueve meses. Jamás imaginé que la única diferencia de un hombre consistiría en tener una mujer: y lo he logrado. (p.36)
- Luisa: Divorciada de un diplomático. Cuando su esposo tuvo que irse al exterior, ella se negó a acompañarlo, pues estaba aferrada a su ciudad y a ese Conjunto Residencial de Parque Central. Se enamora de quien narra en primera persona. Lo conoce en un concierto y ve en él la persona con la que podrá convivir.

- Pareja matrimonial de la cuarta historia:

Seis años antes se casaron bajo condiciones serenas, unidos por una ternura sin interrupciones. (p. 37). Ella es morena, joven. El, blanco, hombre sano y regular. Se aman y viven su vida encerrados en su residencia.
- Un niño de cinco años: Hijo del matrimonio feliz.

Desnudo, como un adorable juguete, el niño surge desde una espesa nube: tomó los envases de talco (...) y desde hace rato riega con ellos la habitación... (p. 38)
IDEA CENTRAL

Se nos plantea el acontecer de un Conjunto Residencial donde se suceden diferentes hechos como historias paralelas. Cada individuo tiene su propio acontecer, no hay contactos entre unos y otros.

El autor nos muestra, por medio de esta narración la falta de comunicación del ser humano. El aislamiento. La soledad individual. Es como una muestra del acontecer cotidiano. Cada uno vive aisladamente. Cada historia es sola ¿quizás porque ninguna reviste radiaciones, salidas y contactos con las otras? ¿O porque este ambiente vuelve esponjosa la individualidad, de tal modo que, al ceñirla, ablanda su destino dentro de la multitud? Las tragedias que allí han sucedido se sabrán a través de la radio, la prensa o la televisión. Lo demás no importa porque forma parte del acontecer cotidiano.

IDEAS COMPLEMETARIAS

- En cada una de las historias se suceden hechos que tienen que ver con el quehacer diario.

- Fiestas, a veces algo extravagantes y que pueden terminar en tragedia, como sucede con la historia primera.

- Muertes violentas e inesperadas, desengaño amoroso. La segunda historia así lo muestra.

La mujer ha llorado; lo mira como si hubiera estado esperándolo ansiosamente; y de repente salta... (p.39)
- Importancia solamente de la vida en pareja, con felicidad y comprensión, sin darse cuenta de lo que sucede alrededor.

Cada vez al entrar, saben que una burbuja espléndida, pulposa y blanca los protege. Su casa se cierra con ellos en una reflexión de belleza (p. 37)

ESTILO

- Cortado con paréntesis aclaratorios:

y éste le propuso a Federico que viniera, vestido con uniforme (Federico había confesado que guardaba uno, como recuerdo) p.32.
En cada caso, eso sí, cree permanecer realmente enamorado con la obsesiva ilusión (fugaz, instantánea)... (p.33)
- Ambigüedad en la combinación de algunas frases o palabras: "Tal vez en algún billar, en la calle"."Pero ésta no podría ser la historia proporcional". "Y aunque creo que he leído bastante". "Si ella supiera que salió esta noche". "Quizás ellos y yo estamos encontrándonos".

- Por medio del desarrollo de las historias se nos intercalan reflexiones propias del autor, como apartes, al igual que en una obra de teatro.

Pero aún nada adopta la verdadera historia o, por lo menos, la paralela: ¿quizás porque ninguna reviste radiaciones, salidas y contactos con las otras? (p. 32)
Pero ésta no podría ser la historia proporcional (p.33)
Pero esa historia es oblicua ante la acumulación de este espacio, porque yo mismo avanzo en sentido contrario... (p. 34)
- Lenguaje descriptivo con imágenes literarias

Imagino cuánto podría tomar y comer durante la ópera. Se asomó al balcón: la vista daba al sur y percibió el cambio de la ciudad, desde el amarillo al violeta hasta la negrura completa (p. 40)
Todo es blanco y liviano; todo se ha vuelto esponjoso, aéreo. El piso pierde densidad con su alfombra de puntos claros (p.38)
- Frases descriptivas que estimulan el desarrollo de la narración:

Otro ángulo de Parque Central
Esta tarde vengo del Museo ubicado dentro de estos edificios: una gran exposición con muñecos descabezados, de figuras alumbradas por dentro, con alambres como venas. (p. 35)
Un vertiginoso chorro de buses y autos ocupa la calle. Zumban las motos y el aire es espeso, casi doloroso. Bastaría mirarlo bien para respirar con dificultad... (p.31)
ESTRUCTURA

- Las cuatro historias acontecen en un mismo espacio: El Conjunto Residencial de Parque Central.

Quizá desde aquí observo a Juan José (y a otros como él) tomar el ascensor, o me fijo en el pecho exuberante de Federico (p.34).
- Suceden en el mismo día: sábado de junio de 1980, por la tarde.

- Dentro del cuento podemos ver lo que Baquero Goyanes llama "círculos concéntricos", o sea superposición del desenlace y del comienzo, el efecto conseguido es casi el continuum, una especie de movimiento perpetuo...

¿Verá de nuevo a Quintero? Tal vez en algún billar, en la calle, por aquí mismo como la primera vez. En verdad Federico nada puede recordar de Quintero excepto que era muy flaco. (p.32)

Ignoro quien sea Juan José (no lo veré sino dentro de tres días, en la prensa), y no puedo asegurar la presencia de Federico, pero el comentario sobre ese espectáculo de ópera me llegará el lunes por televisión (p.34)
- Cambio del punto de vista del narrador y superposición de planos.

Cuando acomoda al último visitante, se sirve un trago. Es casi de apagar las luces. El pianista ahora de traje oscuro, se coloca ante su instrumento. El público se coloca ante su instrumento. El público calla y yo termino de colocar las cosas para nuestra cena: Luisa no tardará en regresar al apartamento letra O... (p.41)
- Presente pasado y futuro se integran en planos sucesivos. Dentro de una misma historia, como es la de Federico, se ve el ejemplo planteado en la teoría de los planos temporales. La narración en presente: el caminar por los pasillos de Parque Central buscando la entrada para subir al apartamento 36. El pasado: Cómo conoció a Quintero ocho días antes de la fiesta. El futuro: si verá o no a Quintero, después de ese día.

CONCLUSIONES

- Hay un juego con las anécdotas, pues ellas están presentadas unas superponiéndose a las otras. Se nos intercalan las historias.
- El monólogo interior está presente en toda la narración.
- Introducción continua de frases descriptivas para alcanzar al desarrollo de los sucesos.
- Crítica a la individualidad del ser humano: La soledad.
- Presencia de un ambiente citadino y el mismo para todas las historias.
- Presencia del acontecer de todos los días.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Araujo,O (1988). Narrativa Venezolana Contemporánea. Caracas, Monte Ávila Editores, c.a.
Balza, J. (1969) Narrativa Instrumental y Observaciones. Caracas UCV.
Balza, J. (1976) Los Cuerpos del Sueño. Caracas, UCV, 1976.
Balza, J. (1990) La Mujer de espalda. Caracas, Monte Ávila editores.
Baquero Goyanes M. (1970). Estructuras de la novela Actual. Barcelona, Editorial Planeta.
Bravo, V. (1993) Los Poderes de la ficción. Caracas, Monte Ávila editores Latinoamericana.
Landa, J. (1994, junio-julio) "La Palabra entre el Delta y la Polis" En: Imagen Latinoamericana Nº 105-106. Caracas.
Mata, H. (1992, Julio) "Conversación con Balza". En: EN NEGRO, año 1, Nº12. Cantaura.
Miranda, J. (1975) Proceso de la Narrativa Venezolana. Caracas, UCV.
Navarro, A. (1970) Narradores venezolanos de la nueva generación. Caracas, MonteAvila editores c.a.
Navarro, A. (1993, abril) "Claves para entender un cuerpo textual". En: Imagen Latinoamericana Nº 100-94 Caracas.
Pacheco, C y Barrera Linares L. (comp.) (1993) Del cuento y sus alrededores. Aproximaciones a una teoría del cuento. Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana.
Tacca, O.(1978) Las voces de la novela. Madrid, Editorial Gredos.
Varios autores (1992) Teoría y praxis del cuento en Venezuela. Caracas, Monte Ávila Editores.



viernes, 3 de septiembre de 2010

LOS RELATOS INDIGENAS EN LA LITERATURA INFANTIL


Liduvina Carrera


LA LITERATURA INFANTIL

Cuando se menciona el “género Literatura Infantil”, Griselda Navas (1987) ofrece, a grandes rasgos, una tipificación precisa para este tipo de relatos. En consecuencia, las características de un texto escrito para niños serían las siguientes:

1.- Simulación de lo cotidiano. En este caso, la seguridad de lo familiar le da confianza al niño.
2.- Capacidad simuladora del discurso oral. El niño siente que le están contando un cuento y disfruta del texto.
3.- El texto debe representar un modelo de mundo. Al leer el texto, el niño se apropia del mundo que se le presenta y será capaz de diferenciar entre el bien y el mal.
4.- Presentación del héroe como espejo del niño lector. El niño se ve reflejado en el protagonista.
5.- Discurso literario en el texto. Lenguaje depurado y sencillo, pero bello, para que el niño disfrute de traslaciones sencillas.
6.- Presencia de lo fantástico. Para el niño el descubrimiento del mundo ya es un hecho fantástico. En el relato infantil sería pasar de un estado estable a otro inestable. (Todorov. 1974).
7.-Plano lúdico. La literatura infantil tiene ciertas características de juego; éste produce satisfacción en el triunfo sobre el adversario; así, el niño asume su papel de jugador y disfruta con el triunfo de la adquisición del trofeo ofrecido.
8.- Puede ser didáctico. No se debe leer un texto literario forzando la función referencial (base de la comunicación) sobre la estética; al contrario, la literatura propone una visión de mundo como debería ser y no como debe ser. La literatura no tiene como fin inmediato encerrar enseñanzas sino producir belleza.

EL LECTOR PROTOTIPO O MODELO PARA LA LITERATURA INFANTIL

Todo lector debe ser una persona capaz de apropiarse del secreto guardado por el silencio del libro; al respecto, ese lector no brota del azar, sino que se educa y madura. En este sentido, al lector infantil se le deben proporcionar herramientas que lo conviertan en verdadero receptor de toda comunicación escrita. Umberto Eco (l981) reflexiona acerca del texto y al postular la cooperación del lector para actualizarlo. Todo autor deberá prever un lector modelo, capaz de cooperar en la actualización textual.

El niño, como lector de textos literarios, infiere sus propias conclusiones y luego comparte con otras personas de su cultura. Con la proposición de este tipo de lector no hace falta adecuar textos literarios para niños, porque la literatura infantil debe mostrar toda su riqueza tal cual es, a ese niño capaz de asumir su rol ante la obra que se le ofrece.

UN CUENTO PEMÓN NO ADAPTADO A NIÑOS

Al comenzar la presente disertación, nos hacemos cargo de la tesis suscrita por Griselda Navas (1987), mediante la cual se debería invertir la premisa manejada en la escuela, de adecuar textos literarios para los niños, por "adecuar" niños para la verdadera Literatura. Con el objetivo de ilustrar estas ideas, hemos intentado una aproximación a un cuento pemón que no ha sido adaptado para niños, de manera tal que se pueda observar si se adecúa el texto a los niños o hay que enseñar a los niños a leer y disfrutar la verdadera literatura.

Quisiéramos aclarar que en el análisis del cuento, no se ha pretendido reflexionar acerca del problema de traducción ni definir el sentido de los signos del destinador (Guiraud, P. s.f), postulados en este relato, porque el carácter inserto en él, es de un contexto cultural diferente al nuestro, y la forma en que está escrito representa un código distinto al de sus verdaderos autores: los indios pemones.

Con lo dicho anteriormente, nuestras reflexiones con respecto al texto pemón, que inicialmente perteneció a la "literatura oral" y en la actualidad ha tomado otro vehículo o medium (Giraud, op cit) para su expresión como es la escritura, versarán en todo caso sobre la presunción de que el cuento El Piamá de la cara roja (Armellada, C. 1964), posee características del Género Literatura Infantil aunque no haya sido adaptado con este fin.

Nos proponemos observar los rasgos del género “Literatura Infantil” presentados en esta selección y demostrar que no hace falta "adecuar" libros para los niños, sino "preparar" niños para la Literatura con la ayuda de un Lector capaz de encontrar "su propia lectura" en un texto que permanece como virtualidad (Block de Behar, L. 1984).

Análisis de cuento: Un Piamá de Cara Roja

Desde el inicio de sus líneas, esta narración nos ofrece una Situación Cotidiana: "Dos indios estaban hablándose al atardecer y convidándose para ir al otro día juntos a pescar". El lector infantil que se aproxime a esta lectura se verá seducido desde el principio, porque relacionará el hecho con sus propias vivencias y recordará cómo con sus amigos muchas veces se ha puesto de acuerdo para realizar paseos y juegos. Su curiosidad ascenderá en la medida en que se apropie de los acontecimientos relatados: "Bueno, respondió el otro; entonces, ven cuando esté obscuro; vente cuando canten los gallos".

Si nos detenemos en el aspecto formal del diálogo anterior, observaremos que no existen los guiones clásicos utilizados en este recurso expresivo. Este hecho no interrumpe el interés por la lectura, porque el niño-lector que hemos propuesto estará capacitado para percibir la emoción sentida por los actantes del relato y también, de deducir cómo es el tono de las voces y cómo son sus gestos al preparar esta aventura.

Asimismo, no se verá perturbada su atención al leer: "ven cuando esté obscuro…vente cuando canten los gallos". Comenta Fray Cesáreo de Armellada (op cit, p. 162) que estas palabras presentan: "pinceladas maestras del mundo al revés de éstos y otros seres, para quienes la noche es el día y el día es noche". Para el lector infantil prototipo o Modelo, como lo ha planteado Umberto Eco (1981), esta explicación al pie de página será insignificante y, probablemente, ni la lea, porque será capaz de asumir el contenido total del relato sin detenerse en los razonamientos añadidos al verdadero corazón de su interés.

También diremos que la Visión de Mundo de un niño, al leer el cuento que procuramos analizar, puede apreciar una imagen auténtica de los indios como seres iguales a él y no la que quizá ha conocido a través de textos indigenistas, cuyos "autores [...] introducen a los indios en sus novelas o descripciones hablando mal el castellano [cosa que] lleva hasta la idea de creer que los indios hablan mal aun su propia lengua" (Armellada, op cit, p. 13). Lo mismo diremos de autores que han insistido "muy tercamente en estimular la sensibilidad estética de la infancia venezolana [...] con textos de un folklorismo artificial y de un paisajismo expreso, desde metáforas definitivamente cursis. Es un sentimiento [...] de puro papel" (Freilich de segal, Alicia. l973).

La oralidad o simulación de la oralidad es una de las particularidades que contagia al lector infantil. El Padre Armellada nos comenta que: "el experto narrador trata de imitar las voces de los interlocutores, el canto de los pájaros, los ruidos del medio ambiente y el silencio evocador de ciertas escenas. Con frecuencia acciona también y, en su mímica, va una parte de la vida de los cuentos" (op cit, p. 14).

Como estos relatos originalmente han sido orales; porque, pertenecieron a pueblos ágrafos y fueron transmitidos de generación en generación, no han perdido este perfil idóneo que tipifica el género Literatura Infantil. Deducimos con esto que los cuentos indígenas "no necesitan simular esta oralidad" porque poseen dicha característica. El Pantón o cuento El Piamá de la Cara Roja, ofrece este rasgo en los siguientes ejemplos:
Pero un Piamá de Cara Roja estaba escuchando.Pero el Cara Roja volteándose se iba comiendo crudos sin esperar asarlos.Pero el indio se escapó a toda carrera y trepó a un árbol altísimo.
Esta oralidad no sólo es apreciada en el discurso narrativo, sino también en el discurso directo, de cuya lectura, el lector infantil podrá suponer el tono de voz de los actantes, sus movimientos y sus reacciones:

¡Qué indio tan malvado, se fue sin decirme nada!
¡Qué indio tan malvado, míralo ahí!
Sospechamos que este discurso directo hará sonreír de pura picardía al niño que se aproxime a esta lectura, porque se sentirá involucrado en sus “travesuras”.

La presencia del Lector Modelo ante este texto hace innecesaria la explicación de Armellada cuando se refiere a los Piamás como "seres antropomorfos de gran tamaño [cuyas] dimensiones son tales que por el lóbulo de us orejas [...] introducen los pies de un indio y lo llevan colgando a la espalda" (op cit .p, 182).

El niño será capaz de disfrutar el cuento y lo asumirá ayudado por una lectura participativa. El piamá de cara roja podrá ser sustituido mentalmente por otro indio travieso que engaña al primero, o simplemente, deducirá el niño que se trata de un Piache, vocabulario indígena asumido por el léxico de nuestra cultura y cuyo significado, aunque fuese desconocido por el lector infantil, le sumistraría una vaga idea que lo relaciona con los indios.

El mismo comentario se podría hacer acerca de la expresión: "El Cara Roja llevaba el tizón que suelen llevar los indios cuando van a pescar de noche". También aquí, Fray Cesáreo Armellada da una vasta explicación. (Pie de página, 16).
[Esta frase] nos habla de la costumbre que tienen los indios, de llevar tizón. Lo hacen por tres fines principales: 1.- para alumbrar el camino, 2.- para ahilar, atraer o encandilar al pescado, 3.- para asar después de la pesca. Igual que los venados y otros animales, varios pescados se encandilan con foco o con un simple tizón.
El lector infantil modelo no requiere esta exégesis, porque al elaborar su propia lectura, recordará las veces que él mismo ha ido de excursión o visitado cuevas, o cualquier aventura de las que suelen tener los niños en sus paseos y requieren de una linterna para alumbrar el camino. Quizá al niño ni le interese conocer para qué utilizaban los indios el tizón en forma específica y por esta razón, verá este hecho como cotidiano.

En El Piamá de la Cara Roja, también puede observarse la conducta del indio protagonista al descubrir el engaño del Piamá. El héroe realiza acciones simpáticas y atractivas para el niño lector quien se ve reflejado como en un espejo.

Esto decían con engaño para ver si el indio se asustaba y bajaba. Pero el indio se dio cuenta del engaño y se mantuvo quedo. Cada vez que el viento cimbreaba el árbol, el Cara roja gritaba....pero el indio no decía nada y sólo los estaba escuchando.
El lector infantil disfrutará y compartirá la heroicidad de su protagonista porque se ve reflejado en él. Quizá celebre la travesura final en que el indio encuentra al morrocoy con que pretendían sus enemigos, a modo de hacha, cortar el árbol en que estaba subido: " Ved con qué hacha, vamos a comérnosla".

Este final feliz también es significativo para la visión de mundo que presenta el cuento a su lector infantil. El héroe no sólo triunfa sobre los adversarios sino que también es poseedor de las pruebas o de la "última gracia" planteada por Campbell (1984): "Lo que el héroe busca [es la] gracia [entregada] solamente a aquéllos que han sido debidamente probados". Por eso, el indio al final del relato posiblemente disfrute de un sabroso sancocho de morrocoy.

Para tipificar el género Literatura Infantil, podemos observar que no es necesaria una intensión didáctica. El mismo Fray Cesáreo de Armellada ha corroborado esta tesis en sus anotaciones: "Sin que llegue al énfasis y al propósito directo, los cuentos y las leyendas son la cátedra de que los mayores se valen para verter su ideología conceptual o moralista" (op cit. p. 10).Compartimos la idea de que, aunque ésta no sea su finalidad, los cuentos para niños podrían llevar un mensaje positivo para la educación. La lectura de El Piamá de la Cara Roja hará discurrir al niño acerca de la maldad que implica un engaño: "Como estaba obscuro, el indio no se dio cuenta de que era el Cara Roja; y se iba tras él creyendo que era su compañero". Le hará conocer que su héroe al triunfar sobre la falsedad se vigoriza, porque ha salvado las pruebas y puede ser capaz de sonreír ante la vida. "Si el hombre en el mundo de la acción [...] entrega [...] el resultado de sus hechos [...] con sus frutos [...] es liberado por ellos como medio de sacrificio, de las limitaciones" (Campbell, op cit. p. 218).

La presencia del discurso literario en El Piamá de la Cara Roja ya fue anotado por el mismo Armellada cuando explica que tomó en cuenta: "frases bellas, metáforas, del hablar cotidiano [...] muy frecuentes y espontáneas" (op cit, p. 10). El mismo fraile ha tratado de seguir fielmente el texto original pemón y ha advertido que estas frases bellas: "ya son como flores de herbolario" (p.10).

Entre las traslaciones literarias que cultiva este escrito, podemos citar las siguientes:

Algunas veces el viento mecía el árbol (itálicas añadidas para resaltar la figura literaria).
Cada vez que el viento cimbreaba.
Cuando comenzó a alborear.
Las onomatopeyas extrañas a nuestra cultura, también constituyen un ejemplo de la riqueza literaria del cuento pemón.
Venían los [...]compañeros del Cara Roja, gritando: i i,i,i y batiendo los árboles.
El Cara Roja comenzaba a golpear el árbol diciendo ¡ to,to, to !
 Los recursos literarios, de igual manera, ofrecen al niño el disfrute por la oralidad del texto ya que podrá participar, en el silencio de su lectura, de los tonos de la voz y el ritmo que parece ocultar. Los relatos indígenas tenían: "esa abundante y preciosa posesión de la literatura oral", comentaba el Padre Armellada (p. 8). Para él, estos textos escritos: "están fuera de su salsa, fuera de su ambiente local y temporal [porque] la narración llevaba consigo, tal remedo de voces, de gestos, de posturas y otros elementos declamatorios que casi equivalía a una representación escénica" (p. 10).

Para la aproximación al plano lúdico en este cuento, se puede observar cómo el protagonista ha luchado y triunfado, en su papel de jugador, sobre la adversidad. El lector infantil también juega cuando desarrolla su capacidad por el gusto estético, porque aprecia: "la satisfacción del triunfo sobre el adversario" (Castagnino, R. H. 1968). El Lector Modelo ha triunfado con la interpretación del relato indígena, y este hecho es una victoria porque lo hace partícipe del gusto literario.

Si advertimos la presencia de lo fantástico en este relato, recordaremos que para los niños, el hecho de descubrir la vida cada día ya es algo mágico. El cuento nos presenta el hecho fantástico como un desequilibrio de estabilidades (Todorov, T. 1974). A la estabilidad inicial, se sobrepone la inestabilidad, este hecho ocurre con la aparición repentina de un elemento ajeno a los dos amigos que al principio se estaban convidando.

Un Piamá de cara roja...muy de madrugada, antes que el otro compañero, se acercó al indio, lo despertó y se fueron a pescar. Como estaba obscuro, el indio no se dio cuenta de que era el Cara Roja; y se iba tras él creyendo que era su compañero. (Armellada, op cit. p. 159).
Además de ser presentado el hecho fantástico como rompimiento de estabilidades, podríamos detenernos en la descripción que el final hace el protagonista del indio Cara Roja.

Me persiguió un bicho, que tenía la cara roja y las uñas larguísimas [...] si yo no hubiera corrido y me hubiera encaramado en un árbol, me hubiera devorado (p. 161).
Efectivamente, este personaje resulta fantástico para nuestra concepción humana y también lo es para los indios. Al respecto, advierte Fray Cesáreo:

Si los Piamá son seres totalmente fantásticos o si son reminiscencias de otra tribu de indios más corpulentos que ellos, sus enemigos, no nos atreveríamos a definirlo. (p. 183).
La misma reflexión podríamos ofrecer al episodio en que: "el indio oyó que venían los Orodán y los Piamá, compañeros del cara roja". La situación estable del relato se rompe con la aparición de estos nuevos personajes, quienes realmente parecen ser seres fantásticos para los indígenas, pero no para el niño que los percibe como compañeros de maldades del pícaro mentirosos.

Concluiremos estas apreciaciones cuestionándonos como docentes de la educación literaria que impartimos: ¿Estamos adecuando textos para niños o preparamos niños para la verdadera Literatura?


REFERENCIAS

Armellada, C. (l964). Taurón Pantón. Caracas: Ediciones del Ministerio de Educación. Dirección de Cultura y Bellas Artes.

Block de Behar, L. (l984). Una retórica del silencio. Funciones del lector y los procedimientos de la lectura literaria. México_España- Argentina-Colombia: Siglo XXI. Editorial.

Campbell, J. (l984). El Héroe de las Mil Caras. Psicoanálisis del Mito. México: Fondo de Cultura Económica.

Castagnino, R. H. (l968). ¿Qué es Literatura? Buenos Aires: Editorial Nove.

Eco, U. (l981) Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el texto narrativo. España: Editorial Numen.

Freilich de Segal, A. (l973). "Infantilismo literario y niñez". En Triálogo. Notas de Crítica Urgente. Venezuela: Tiempo Nuevo. S.A.

Guiraud, P. (s.f). La Semiología. Lima-Perú: Ediciones Studium.

Navas, G. (1987). El Discurso Literario destinado a Niños. Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Nº 92.

Todorov, T. (l974). Introducción a la Literatura Fantástica. Buenos Aires: Editorial Tiempo Contemporáneo.