ACERCA DE LAS AUTORAS

miércoles, 7 de abril de 2010

ANDRÉS ELOY BLANCO: El poeta del pueblo venezolano

Mireya Vázquez Tortolero

“La verdad que sea vida; la que no es nada hoy,
pero mañana, augurada por el Profeta, debe ser
realidad conquistada. Ya lo veis: estamos celebrando
la gloria de un poeta que anhelaba el regreso a la Patria;
pero no era solamente un regreso geográfico, de simple
travesía por el mar. Era algo más, y esto lo prueba
su destierro y su anhelo de encontrar a su Patria perdida.”

                                                       Andrés Eloy Blanco
     Muchas veces pregunté por qué a Andrés Eloy Blanco no se le incluía en los programas de estudios de básica y diversificada, y la respuesta constante fue “no es un poeta culto sino un poeta popular”. Hoy debemos estar claros en que la importancia de Andrés Eloy Blanco para la letras venezolanas es muy grande y por eso, durante estos últimos años se han dado a conocer estudios que permiten mostrar la capacidad intelectual de este venezolano. Por ello, tampoco nosotros podíamos cerrar los ojos a esta realidad y en estos días sentimos que estamos recuperando su figura sencilla, sensible y extraordinaria. Hemos escuchados los más diversos estudios sobre la personalidad y la obra de este gran poeta. Muchas veces hemos sentido que no sólo es un poeta popular, falta mucho por estudiar, la crítica debe seguir el camino de la densa obra de este poeta, para ir descubriendo su importancia y su modernidad. Es el poeta de todos los tiempos.

    Nuestras letras venezolanas están llenas de hombres insignes por sus méritos literarios y a la vez comprometidos con la realidad de su país. Durante los siglos XVIII y XIX, hombres de la estatura de Andrés Bello, Simón Bolívar, Fermín Toro, Juan Vicente González, Juan Antonio Pérez Bonalde y Francisco Lazo Martí, entre otros, clamaron por nuestra libertad y nuestra identidad. También en el siglo XX intelectuales como Rufino Blanco Fombona, Antonio Arraiz, Vicente Gerbasi o Andrés Eloy Blanco, lucharon por nuestras letras y nuestro pueblo.

    Como ya sabemos, Andrés Eloy Blanco nació en Cumaná el 06 de agosto de 1896. Desde muy joven, intelectualmente obtuvo merecidos reconocimientos. Cuando contaba con sólo 19 años, recibe el Primer Premio en los Juegos Florales de Venezuela con su poema Canto a la espiga y al arado. En 1922, obtiene el Primer Premio en los Juegos Florales de Santander, certamen hispanoamericano, patrocinado por la Academia de la Lengua Española, con el poema Canto a España.

    Sólo Andrés Eloy Blanco es el gran poeta de este pueblo, de esta tierra. Cuando nos referimos a él, no podemos hablar simplemente de un poeta, o un gran poeta, debemos decir que Andrés Eloy Blanco es el poeta del pueblo venezolano, pero como el poeta nacional, como el cantor de las inquietudes de cualquier esfera social, siempre que se identifique con el sentir de Venezuela.. José Ramón Medina (1960) se refiere a este poeta “como la savia vigorosa de un árbol plantado solemnemente en la poblada geografía del mapa nacional, su palabra recogía el temblor unánime de la muchedumbre, la reciedumbre solar de la tierra mayor y el aliento insuperable de ese transcurso histórico que fue forjando la imagen del país en el tiempo”. Fue un hombre de gran sensibilidad. A pesar de sus infortunios políticos, no le guardó rencor a nadie. Sus cantos siempre estuvieron dedicados a VENEZUELA y su pueblo. Ellos representaron para él un orgullo y por eso les cantó con amor, con nostalgia y con sabor.

    Alberto Rodríguez Carucci (1997) dice que la poesía de Andrés Eloy Blanco se orienta hacia la contemplación y representación del medio natural transformándolo, por una parte, en paraíso, mientras que por otra apela al habla como medio expresivo, despojándola de artificios y convencionalismos formales, en función de lograr una mayor eficacia comunicativa en contacto con el público popular.

    Nos podemos preguntar qué hace que su poesía nos estremezca las fibras más profundas de nuestro ser. Parafraseando a Miguel Otero Silva (1960) diríamos que la cualidad esencial de su obra poética, por lo que logra ser perdurable, es la sencillez de su palabra. Sabe llegar al pueblo, a los intelectuales, emociona a los jóvenes, niños y ancianos, satisface a los críticos más rigurosos, pues su poesía se puede ceñir al rigor del verso castellano y se confunde con el palabreo diáfano y sencillo de la gente del pueblo.

    Más adelante dice Otero Silva, que la poesía de Andrés Eloy Blanco fue siempre leal a su condición humana y a sus principios de justicia, de la misma manera que su condición humana fue siempre leal a su sembradora misión de poeta. Siempre estuvo al lado de su pueblo y con él compartió alegrías y tristezas. Luchó contra la dictadura y sufrió las amarguras de su pueblo. Estuvo preso en la Rotunda y en el Castillo de Puerto Cabello y allí también escribió poesía. De esa época el poema titulado Penitenciaría. (p.205 de Poesía 1) Mostremos un fragmento:

En el anfiteatro de la cárcel
quinientos penados
-quinientos sembradores de puñal-
No hay ladrones;
el robo fue hace años
el único delito de esta tierra;
hoy viene al penal
bravos reclutas del amor,
brazos entorchados de nervios
que en un segundo de neblina
fueron disparados
por el arco tenso de la pasión,
fieles
al remanente de la tierra
que les saltó a la mano eruptiva
con florescencia de fuego central,
flechas clavadas
en una ardiente flor de naturaleza,
hermosos delincuentes
con su hora de tigre en el alma frondosa...
 ¿Cuántas veces, cuando amamos, sea cual sea nuestra condición social, no decimos al oído del ser amado las Coplas del amor viajero. (p.147 de Poesía 1)
 Ya pasaste por mi casa
a flor de ti la sonrisa...

Fuiste un ensueño de gasa;
una gasa en la brisa...
Te vi flotar en la bruma
que tu blancura aureola
como un boceto de espuma
sobre un pedestal de ola.
Yo, que he buscado el lucero
que a Belén lleve el camino
preso por lazos de acero
al potro mi destino, (...)
 y tan cerca llegué a verte
que te rozaba mi dedo...
Tuve miedo de quererte...
y ya es querer, tener miedo.
Ansiosos se han emboscado
en mis ojos, mis antojos,
y tú también me has besado
veinte veces con los ojos.
Y tu mano pasionaria,
aquella noche luchó en vano
porque mi mano corsaria
fue gavilán de tu mano. (...)

No sé si me olvidarás
ni si es amor este miedo;
yo sólo sé que te vas,
yo sólo sé que me quedo.
Tal vez mañana, un mañana
remoto, traiga a tu lado,
con el sol, por tu ventana
un rayo azul del pasado., (...)

No sé si me olvidarás
ni si es amor este miedo;
yo sólo sé que te vas,
yo sólo sé que me quedo.
Y que si te quise ayer,
hoy te siento más tirana
y si así crece el querer
¡cómo te querré mañana!
¡Cómo nos impacta y nos toca las fibras más sensibles del alma cuando leemos o escuchamos El Limonero del Señor. (p.123 de Poesía 1)

En la esquina de Miracielos
agoniza la tradición.
¿Qué mano avara cortaría
el Limonero del Señor?
Miracielos: casuchas nuevas
con descrédito del color;
antaño hubiera allí una tapia
y una arboleda y un portón. .......
En el corral está sembrado
junto al muro, junto al portón
y por encima de la tapia
hacia la calle descolgó
un gajo verde y amarillo
el limonero del Señor .....

Y llegó el año de la peste;
moría el pueblo bajo el sol;
con su cortejo de enlutados
pasaba al trote algún Doctor
y en un hartazgo dilataba
su puerta “Los Hijos de Dios” ..............

Un aguacero de plegarias
asordó la Puerta Mayor
y el Nazareno de San Pablo
salió otra vez en procesión.
En el azul del empedrado
regaba flores el fervor;
banderolas en las paredes,
candilejas en el balcón,
el canelón y el miriñaque,
el garrasí y el quitasol;
un predominio de morado,
de incienso y de genuflexión.

--¡Oh, Señor Dios de los Ejércitos,
la peste aléjanos, señor!......
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre los rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
--¡Milagro! Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor!.......

¿Quién no se acuerda, el último día del año, de Las Uvas del Tiempo? (p.129 de Poesía 1) y con lágrimas en los ojos escuchamos a medianoche, cuando esperamos el cañonazo, la voz de Andrés Eloy Blanco que nos dice:

Madre: esta noche se nos muere un año,
en esta ciudad grande, todos están de fiesta,
zambombadas, serenatas, gritos ¡ah! ¡cómo gritan!
claro, como que todos tienen su madre cerca...
Aquí es de tradición que en esta noche,
cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,
todos los hombres coman, al compás de las horas
las doce uvas de la Noche Vieja.
Pero aquí no se abrazan ni gritan: “Feliz Año”
como en los pueblos de mi tierra;
en este gozo hay menos caridad; la alegría
de cada cual va sola y la tristeza
del que está al margen del tumulto acusa
lo inevitable de la casa ajena.......
¡Oh nuestras plazas donde van las gentes
sin conocerse, con la buena nueva!,
las manos que se buscan con la efusión unánime
de ser hormiga de la misma cueva;
y al hombre que está solo, bajo un árbol
le dicen cosas de honda fortaleza:
-¡Venir, compadre, que las horas pasan,
pero aprendamos a pasar con ellas!-
Y el cañonazo de la Planicie
y el Himno Nacional desde la iglesia,
y el amigo que viene a saludarnos;
-Feliz Año, Señores- y los criados que llegan
a recibir en nuestros brazos
el amor de la casa buena.
Y el beso familiar a media noche:
-La bendición, mi madre
-Que el Señor te proteja...

    Muchos críticos han ubicado a Andrés Eloy Blanco en la Generación del 18, y más precisamente dentro de un modernismo tardío, casi decadente. Sin embargo, el poeta, sin escapar a las influencias del modernismo, posee un tono muy personal, que tuvo su fuente en el ser esencial del pueblo. Fernando Paz Castillo (1980) afirma que Andrés Eloy Blanco recoge de los maestros americanos las normas y elementos estéticos modernistas, pero les añade las inquietudes de los escritores españoles en auge, quienes, a partir del 98 predicaban una filosofía esperanzada, inquieta por el presente, pero confiada en los valores eternos de la raza. Luis Pastori lo ubica entre los vanguardistas ultraístas. Nosotros podemos decir que Andrés Eloy Blanco, al igual que Juan Antonio Pérez Bonalde es un poeta de transición, sobre todo si nos referimos a su poesía de la primera época. Pedro Beroes(1980) afirma que “Andrés Eloy Blanco vierte su poderoso sentimiento romántico en las formas métricas del modernismo, dentro de las cuales alcanza su expresión poética inicial la libertad, gracia y ligereza que antes no había conocido la poesía venezolana, apegada secularmente a la más inflexible, pesada y agobiadora rutina retórica.” En esta poesía, su verso se muestra pleno de formas y sonoridades nuevas, de acentos y matices diferentes, hay una expresión metafórica sencilla, sin rebuscamientos, cada fibra de los sentimientos se enaltece con la imagen poética. Aunado a esto tenemos la compenetración con el espíritu de su pueblo, esto permite la naturalidad del lenguaje poético y la finura del verso, dando así gran categoría lírica.

    Una muestra de ello lo tenemos en el poema Coquivacoa (p. 69 de Poesía 1) el cual conserva a través de sus versos una rima y un ritmo, la musicalidad en sus versos y la imagen metafórica, nos dan presencia modernista .

Salimos por la tarde y entramos por la aurora
en estas aguas buenas para desembarcar.
Primero fue una raya desvanecida a prora;
después fue un salto brusco donde termina el mar.
Y fue el zaguán del Saco, roto de marejadas
y el mar que, en un esfuerzo, no se quiere abolir,
y luego fue el desmayo de las aguas cansadas
que después de la lucha se echaron a dormir.....
Y después fue la gloria del agua taciturna
del Lago, que es el resto de una contemplación;
por aquí pasa el barco, serio, como una urna
y el Silencio piloto va rigiendo el timón.

    Por ser un intérprete claro y preciso de los sentimientos del pueblo venezolano, Andrés Eloy trató de buscar su identificación total a través de símbolos precisos, entre ello tenemos el de Juanbimba, personaje que encierra al hombre del campo. También lo hizo por medio de sus Palabreos, son ellos un intento de establecer un diálogo poético con el pueblo. En un lenguaje llano, cargado de esencias populares, trató de revivir los acontecimientos históricos de esa gente que recorre la geografía nacional anónimamente. Tenemos entre ellos Palabreo de la alegría perdida o el famoso Palabreo de la loca Luz Caraballo, Palabreo del recluta, entre otros.

    Un fragmento del Palabreo de la alegría perdida (p.189 de Poesía 2)

Más que me carguen de jierro,
más que me roben la hija,
más que solo y sin cobija,
me echen aquí como a un perro,
más que me den por encierro
un castillo en una playa,
mi corazón no desmaya
si le dejan su alegría,
que no hay mejor compañía,
compadre Venancio Laya.
Me quitaron mi derecho,
compadre, lo que más quiero,
mi alazán refistolero,
mi palma de llano y techo;
pero con guitarra y pecho
el recuerdo se distrae,
cuando la pena decae
y la guitarra la enlaza;
eso, si usté tiene raza,
dígale a Juan Pablo Páez

    De los poetas venezolanos Andrés Eloy Blanco es el más conocido, recitado y cantado. Su poema más difundido universalmente, el que nos ha hecho estremecer por su calidad humana, por su cercanía al pueblo es Píntame Angelitos negros. (p.239 de Poesía 2) Poema que ha sido recitado por infinidad de declamadores populares, sus versos han palpitado en las voces de cantores nacionales e internacionales.

¡Ah mundo! La negra Juana
¡la mano que le pasó!
Se le murió su negrito
Sí Señor.
Ay compadrito del alma
¡tan sano que estaba el negro!
Yo no le acataba el pliegue
yo no le miraba el hueso,
como yo me enflaquecía
lo medía con mi cuerpo,
se me iba poniendo flaco
como yo me iba poniendo.
Se me murió mi negrito
¡Dios lo tendría dispuesto!
Ya lo tendrá colocao
como angelito del cielo.
-Desengáñese comadre,
que no hay angelitos negros
Pintor de santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo,
que cuando pintas tus Vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.....
No hay una iglesia de rumbo,
no hay una iglesia de pueblo,
donde hayan dejado entrar
al cuadro angelitos negros.
Y entonces, ¿a dónde van,
angelitos de mi pueblo,
zamuritos de Guaribe,
torditos de Barlovento?

   De igual modo, la diversidad de temas los maneja con sobriedad y gran estilo. Cantos de libertad como El río de las siete estrellas (p.95 de Poesías 1)

  Dios submarino, Dios lacustre, Dios fluvial,
uno en el tritón y en la garza
y en la dulce corbeta y el áspero crucero,
Dios del agua, Señor de la Casa de Cristal,
Dios Marinero.
Expresión de agua de tus mil expresiones,
río tendido a Volturno a Cristo,
vuelo de Ibis que cruza,
del mascarón de Argos
al mastelero de la Santa María.
    O el "Canto a España" (p. 41 de Poesías 1)

Yo me hundí hasta los hombros en el mar de Occidente,
yo me hundí hasta los hombros en el mar de Colón,
frente al Sol las pupilas, contra el viento la frente
y en la arena sin mancha sepultado el talón.
Trajo hasta mí la brisa su cascabel de plata,
me acribilló los nervios la descarga solar,
mis pulmones cobraron un aliento pirata,
y corrió por mis venas toda el agua del mar.
Alcé los brazos húmedos a la celeste flama,
y cuando cayó en ellos el tropical fulgor
cada brazo creció, como una rama,
cada mano se abrió como una flor.

  Amorosos, nostálgicos y encendidos con la luz de la brillantez, sus poemas de Giraluna. Entre ellos La Hilandera (p.47 de Poesías 3)

Dijo el hombre a la Hilandera
a la puerta de su casa:
-Hilandera, estoy cansado,
dejé la piel en las zarzas.
Tengo sangradas las manos,
tengo sangradas las plantas,
en cada piedra caliente
dejé un retazo del alma,
tengo hambre, tengo fiebre,
tengo sed... la vida es mala...
Y contestó la Hilandera:
--Pasa
Dijo el hombre a la Hilandera
en el patio de su casa:
--Hilandera estoy cansado,
tengo sed, la vida es mala;
ya no me queda una senda
donde no encuentre una zarza.
Hila una venda tan larga
que no te quede más lino;
ponme la venda en la cara,
los campos verdes de agua;
hay un iris en las cosas,
que me las llena de gracia.
La vida es buena, Hilandera,
La vida no tiene zarzas;
¡quítame la larga venda ..
que me pusiste en la cara,
cúbreme tanto los ojos
que yo no pueda ver nada,
que no se vea en la noche
ni un rayo de vida mala.
Y contestó la Hilandera:
--Aguarda....
Y un día vio la Hilandera
que el hombre ciego lloraba;
ya estaba la espesa venda
atravesada de lágrimas,
una gota cristalina
de cada ojo manaba.
Y el hombre dijo:
--Hilandera,
te estoy mirando a la cara!
¡Qué bien se ve todo el mundo
por el cristal de las lágrimas!
Los caminos están frescos,
los campos verdes de agua;
hay un iris en las cosas;
que me las llena de gracia.
La vida es buena, Hilandera,
la vida no tiene zarzas;
¡quítame la larga venda
que me pusiste en la cara!--
Y ella le quitó la venda
Y la Hilandera lloraba
y se estuvieron mirando
por el cristal de las lágrimas
y el amor entre los ojos,
hilaba…

    Dolorosos, pero crecidos por la belleza del lenguaje los de Baedeker 2000, entre ellos Autorretrato (P.179 de Poesía i)

Nací en una revuelta
viví una Revolución
y me voy por la puerta de un idilioa.
Estoy de pie en los campos
que mi calor maduró al fin para los hombres.
Ante mis ojos
las llanuras que sabían a sangre
están tendidas, puestas a secar.....
Ayer fueron los lobos a comer a mi puerta
y el lobo es el hombre del lobo.....
Soy magro. La calavera
asoma a flor de piel;
dos hilachas de nieve atraviesan la calva;
tengo el amarillento de las hojas de octubre
y mucho escrito en el pergamino de las manos.
Pero siento elásticos los tendones
y tengo una legua de mirada.
Aquí estoy en los campos.
Bebí el último trago romántico
y el primer sorbo ultraísta.

    Y aquellos que muestran el dolor del combatiente como Canto de los hijos en marcha.(p.67 de Poesías,2)

Madre, si me matan
que no venga el hombre de las sillas negras;
que no vengan todos a pasar la noche
rumiando pesares, mientras tú me lloras;
que no esté la sala con los cuatro cirios
y yo en la urna, mirando hacia arriba;
que no estén las mesas llenas de remedios
que no esté el pañuelo cubriéndome el rostro,....
Lléname la casa de hombres y mujeres
que cuenten el último amor de su vida;
que ardan en la sala flores impetuosas,
que en dos grandes copas quemen melaleuca,
que toquen violines el sueño de Schumann;....

Madre, si me matan,
ábreme la herida, ciérrame los ojos
y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo
y esa pobre mano por la que me matan
pónmela en la herida por la que me muero....
Si vienen mujeres, diles sin solozos:
--¡Si hablara, qué lindas cosas te diría!
Ábreme la herida, ciérrame los ojos...
Y una palabra: JUSTICIA
escriban sobre la tumba.

    Lo clásico, lo modernista y lo vanguardista se engloban en su poesía, para enaltecer su mensaje de amor y sabiduría. Su poesía es una poesía que se acerca al País, para mostrar valores de honestidad, estéticos y educativos. A través de ella, como buen maestro, aunque nunca estuvo en un aula impartiendo conocimientos, Andrés Eloy Blanco combina los más hermosos deseos de entrega y solidaridad con Venezuela.

    Este hombre no sólo se dio al pueblo en sus estrofas en forma abstracta, o simplemente como espectador de sus aspiraciones. Interpretó a cabalidad sus deseos, a tal punto, que hubo de sufrir en carne propia el dolor de la tierra. Su concepto del deber, como conductor de masas, lo llevó a unir su carrera literaria con su inquietud por el pueblo venezolano. Desde 1928, comienza su lucha política, se declara enemigo de la dictadura gomecista, por eso cae preso en varias de las cárceles del país. Escribe diversidad de poemas dedicados a sus compañeros encarcelados y hace constantes denuncias al sistema gubernamental. En el poema Cumpleaños del ahijado Manolo (p.63 de Poesía, 2) se puede resumir todo lo anteriormente dicho.

Ahijado: ya tienes tres años de vida
ya eres un viejo en horas,
un anciano en minutos,
casi un muerto en segundos.
Y ya has tenido un reumatismo,
que ya quisieran muchos
para sentirse hombres. ....
Aquí estoy en la Cárcel,
somos varios.
Aquí estamos, más mal que bien,
pero es mucho decir: mal que bien, aquí “estamos”.
Apunta esto: estamos aquí
para evitarte trabajo,
para que tú, mañana, no tengas que venir.
¡Qué feliz serás!
¡Qué feliz serás, ahijado!
Con tus caramelos de libertad,
¡tan ricos! --según dicen, porque yo
nunca los he chupado----
Sé bueno y vigoroso
y honrado.

No sé hablarte de otro modo:
no le quites a nadie su caramelo
y no le tengas miedo al Coco....
Crece pensando en Venezuela
(Venezuela es el espejo
en que tu madre se ve cuando se peina.
Si eres malo con Venezuela, es lo mismo
que si al espejo de tu madre lo quebraras con una piedra.
Siendo malo con Venezuela,
es posible que tengas mucha plata en el Banco,
pero, por lo demás, serás un sinvergüenza,
o como tú dices: un ajo.
Si eres bueno con Venezuela,
serás feliz y cuando te mires
al espejo en que tu madre se peina,
te encontrarás tan guapo,
que le estarás agradecido al cristal del espejo
hasta el cristal de tu llanto.
Aprende a decir nobles palabras,
pero tus buenos ajos no los dejes del todo:
Echa músculos, quiere a tu madre,
que nunca esté el espejo ni roto ni empañado,
y con respecto al Coco, óyelo bien: el Coco
le tiene miedo a los muchachos.
    Cuando muere Gómez, vive una temporada dedicado a sus quehaceres políticos. Como dice Luis Pastori, en un artículo escrito de El Nacional, el 21 de mayo de 1959, “Iba y venía del pueblo, como un mar que estalla entre el horizonte y los acantilados. Darle la mano de pronto era como saludar a la multitud, como reconocerse entre un tropel que anda en busca de una misma conquista. Escucharle, era oírle decir las palabras que hace mucho tiempo uno deseaba encontrar. Y llegaba y se iba de pronto de sí mismo, como si una secreta desazón le impulsase hacia afuera el deseo de compartirse siempre.” A su vez Miguel Otero Silva (1960) dice que durante los gobiernos de Eleazar López Contreras y Medina Angarita, además de su trabajo como político, Andrés Eloy Blanco llevó a cabo una intensa labor intelectual. “Corrigió y publicó los libros que había escrito en la cárcel; estrenó tres obras teatrales; concluyó una magnífica biografía del doctor Vargas a quien llamó el albacea de la angustia”; pronunció extraordinarios discursos en el Parlamento, en circos y plazas públicas; colaboró acuciosamente en diversos periódicos del país”.

    Como sabemos, Andrés Eloy Blanco fue militante de Acción Democrática y cuando este partido llegó al poder en 1945, fue elegido presidente de la Asamblea Constituyente. Allí nuevamente demostró su habilidad y don de gente, ya que sus intervenciones siempre fueron en beneficio del pueblo. También en sus discursos demostró sus dotes de poeta, pues son documentos oratorios de un estilo depurado y de un gran contenido. Cuando en 1948 vuelve a triunfar en Venezuela la dictadura militar, el poeta y su familia salen del país.

    Lamentablemente, murió en el exilio el 21 de mayo de 1955, en una edad en la que se podía esperar de él nueva producción poética. Murió desterrado, sin poder ver la tan añorada libertad de su pueblo. Detuvo su mano cuando estaba escribiendo sus mejores versos, cuando le faltaba por andar un trecho luminoso y fecundo, cuando le faltaba a América recibir la cosecha prodigiosa de la obra que no llegó a escribir. Moría el último rapsoda nacional, que ha tenido Venezuela en este siglo, como lo llama José Ramón Medina. Gracias a su amplitud temática y a su cercanía al pueblo, es el poeta del pueblo venezolano.

    “Juglar, poeta por la gracia de Dios y cantor del pueblo por el dios de su propia gracia, Andrés Eloy Blanco es el poeta mejor consustanciado con Venezuela” afirma Luis Pastori. Hoy hemos querido hacer un homenaje a este poeta venezolano, cercano a su pueblo por la sencillez de su lira, y grande por lo elegante de sus versos. Poeta universal, pues su poesía puede llegar al alma de todo ser humano, y nacionalista por su dedicación a la Patria.

    Queda encendida, pues, la llama de la inquietud por buscar nuevos caminos para el análisis de la poesía de este gran hombre que, como dijo Francisco Lizardo: “Desde el fresco y prodigioso mensaje de su voz, tan cargada de los zumos telúricos de su geografía, hasta su más profunda intimidad de hombre aferrado a un destino y a una vocación ineludible y permanente. Su poesía pertenece por entero al pueblo. Es pueblo mismo”.


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Beroes, Pedro. “Pórtico” En: Poesías de Barco de Piedra a la Juanbimbada. 2 Caracas, Ediciones Centauro 1980.

Blanco, Andrés Eloy (1980) Poesías. Caracas, Ediciones Centauro, tomos 1, 2 y 3.

Francia, Néstor (1996). Andrés Eloy Blanco, nosotros todos. Caracas, Editorial Panapo.

Medina. José Ramón. )1980) “Pórtico”. En: Blanco, Andrés Eloy. Poesía de Tierras que me oyeron a Baedeker 2000. Caracas, Ediciones Centauro, Tomo I.

Otero Silva, Miguel (1960) “Croquis de Andrés Eloy Blanco” En: Blanco, Andrés Eloy, Tierras que me oyeron. Venezuela, Editorial Cordillera.

Otero Silva, Miguel. (1996) “Semblanza de un Hombre y un Camino”. En: Andrés Eloy Blanco: Hombre, político y poeta. Caracas, Publicación del editor José Agustín Catalá y la Comisión Presidencial del Centenario del Natalicio de Andrés Eloy Blanco.

Pastori Luis. “A Cuatro Años de Andrés Eloy” En: El Nacional, 21-5-59. (Recopilación de José Rivas Rivas).

Rivas, José (1996) Para estudiar la vida y la obra de ANDRÉS ELOY BLANCO. –Archivo Hemerográfico—Caracas, (Año Centenario A:E.B.)

Rodríguez Carucci, Alberto (1997) “Sujeto Popular y etnicidad en la poesía de Andrés Eloy Blanco”. En: Congreso de Escritores. Ponencias. Caracas, 25 al 27 de junio.

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