La lectura del Poemario Resguardos ofrece un remanso de nostalgias y reflexiones propias del atardecer.; sin embargo, aunque César Uzcátegui Mantilla, el autor, no es un poeta otoñal, su joven y callada existencia posee una visión tan especial de la vida, que da la impresión de ser un autor vetusto y reflexivo en el ocaso de su camino. Porque ha vivido y sentido la vida a plenitud, César es capaz de vibrar con el mismo tono afectivo de las almas que disfrutan de su amistad y de su poesía. Resguardos posee el mismo gozo soñador que caracteriza la mesurada y tímida conversación de su autor; las reflexiones llenas de nostalgias y búsquedas han sido sembradas en cada una de sus líneas poéticas; por eso, en esta colección de flores, el poeta/antropólogo ha logrado una creación coherente, adornada de recuerdos y experiencias.
Bajo el epígrafe de Pedro Luis Hernández: “Es tanto el silencio/que lo toco”, César Uzcátegui Mantilla ofrenda cuarenta flores: son cuarenta composiciones poéticas que guardan estrecha relación entre sí y con el resto del poemario. De las cuarenta inspiraciones, dieciséis poseen títulos sugerentes y melancólicos: Ancestros, Reseñas, Testimonio, Guayabal, Quejumbres, Vestigios, Desalojos, Resguardos, Animas, Arraigos, Capachal, Trechos, Lejanzas, Orfanda, Los dueños y Papeles. Los venticuatro restantes no llevan ninguna señal que las identifique, sólo la primera línea poética de cada una de ellas ayudaría a diferenciarlas del ramillete que las contiene.
En el aspecto formal, además del señalado anteiormente, es posible observar tres poemas no escritos en verso. Los titulados Ancestros, Reseñas y Testimonios, constituyen una prosa pética que adopta un sentido lírico. La prosa de Uzcátegui Mantilla recibe los contenidos en un orden poético y está impregnada de nostalgias. Estos poemas en prosa alcanzan el clima espiritual sin utilizar los procedimientos del verso y logran una estructura uniforme con el tono nostálgico que los envuelve. Los mismos títulos pretenden mantener vivo el recuerdo ancestral que asegura la unidad temática del poemario completo.
Par Jenaro Talens, el lenguaje poético elimina las prohibiciones que impone la estructura de la lengua natural en la combinación de los elementos. César desatiende la prohibición y, compartiendo las ideas del mencionado crítico de poesía, utiliza e inventa neologismos lexicales propios de la poesía. El vocabulario poético de César comprende sustantivos formados por derivación con añadidura de sufijos: mudez, andadura, errancias, techumbre, rajadura, soledumbre, lejanzas y finitud. Ellos producen una sensación de intangibilidad y un continuum de resonancias poéticas en los poemas. Algunas palabras poseen reminiscencias misteriosas del ambiente campesino de Anzoátegui, cuyos caseríos siguen en la memoria del autor desde que los conoció para concretar sus estudios de antropología y de donde tomó tantas vivencias que han dejado huella en sus páginas poéticas. Una cadena de amayes, topias, chaures, guamaches y cabrillas aparece junto al inusitado raigal (de raigambre) y el plural poético lentitudes.
Los sueños de César son compartidos cuando escribe a un tú. “No esperes llegar a la luna”, “Déjame envejecer”, “Mírame desde la antigua casa”, “Nómbrame la hoguera”, “Hazme sentir”,”No rastrees mi nombre”,”Eres la pertenencia que se despide/en pequeñas lentitudes”. Ese tú no tiene un referente concreto, no inventemos a alguien detras de las palabras; el tú de César pertenece a sus propias reflexiones, a las de todo ser humano que busca reposo en las profundidades del alma. Como diría Bachelard, es el “descenso sin caída”, es la necesidad de una tranquilidad lúcida y melancólica que le conceda al poeta la continuidad del reposo. Con el tú de sus líneas, el autor esconde una búsqueda: la tranquilidad del soñador, el alma detrás de un tú que significa su propia vida.
Con una lectura detenida, se puede apreciar en Resguasdos, cuatro núcleos de reflexión temática. Un primer elemento podría estar representado por lo que podríamos denominar: los fantasmas del ayer. En algunos poemas se leen líneas como “extrañas visitas en el patio”, “por los corredores parten los rostros que se nombran en un álbum de familia”,”Lejos/bajan los duendes por las aguas/habitando los caños/de misterios”. “Vendrán extraños visitantes a levantar la media noche”,”Yacen en los cuadros olvidados de una familia/sufriendo esa eternidad”, “Mis parientes lejanos/se escuchan en las enramadas”, “Donde rezaron tus antepasados”, “Solar de espíritus vencidos”, “El secreto de los difuntos/en los retratos”, “Buscando memorias desconocidas”.
Según la simbología de Cirlot, la idea de las sombras entre los primitivos está generalmente arraigada a la noción de un alter ego, el alma. Las líneas de César constituyen una búsqueda de la parte vital del cuerpo con el recuerdo arrojado por sus pensamiento. El poeta cae en la búsqueda de sus antepasados, pero no como entes desaparecidos de una casta familiar, sino como la eterna pregunta sin respuesta: no saber de dónde venimos ni hacia dónde vamos. Se plantea la necesidad del eterno retorno, la búsqueda del “paraíso perdido”, del útero materno, en fin de cuentas: el reposo del poeta.
Con las reflexiones que remiten al ouroboros, a la serpiente que se muerde la cola y el tiempo como proceso: tiempo y continuidad de la vida, el poeta pasa al segundo núcleo tematico de su obra. César rinde testimonio a un pasado que se niega a morir. En sus páginas se lee: “Aún dejas rastrojos”, “Tejiendo el recuerdo de estas Habitaciones”, “De tanto verano (...) arrastramos un sabor a nostalgia”, “Distancia de mi cuerpo/desde la ventana donde existo/dejándome sólo /acercamientos”, “Los solares esperan el paso de mi edad”. El poeta revive constantemente los recuerdos de un pasado, y los hace presente con su testimonio, porque no quiere que desaparezcan. El se convierte en el testigo de su propia poesía.
En un tercer núcleo de reflexiones, el poeta y el antropólogo que duermen en César, recuerdan el duro trabajo del camesino en el estado Anzoátegui. A esta nostálgica región de Venezuela, rinde tributo el poeta con las siguientes líneas: “A levantar la media noche/sobre el Pilar y Caigua”, “Recuerda el alfabeto de tus auelos/y el viejo rumor de la laguna(...) Por las bocas de Uchire”, “Bebiendo anécdotas de San Antonio y Pozo Hondo...”, “Sabor de nostalgias/por bocas del Unare”, “Pertenencias de Clarines (...) resiste en la sombra de un templo”, “Silencio en este viejo caserío/si los gallos (...) y los chaures...”, “Entregándonos a la voz calmada de Unare”, “Cae la garúa en San Antonio (...) en el ayer que nunca pasa”.
Se sabe que el lenguaje literario no es proyección de lo real ni su descripción ni su comentario. Para César, nombrar los caseríos que conoció en Anzoátegui, constituye otra forma de lo real. De esta manera, entra en la fugacidad temporal del mundo. La realidad exterior pesa, pero lo que le otorga sentido válido a lo que un texto dice es la organización de la dicción. Este tercer núcleo temático, sin duda, refleja el mundo, pero no como un espejo sino como una “inscripción en el proceso dialéctico de una transformación” (Talens).
El arduo trabajo del campesino, tercer núcleo temático apreciado en el poemario Resguardos, se encuentra reflejado en líneas como las siguientes: “Hasta dónde/llevaremos ese sol que se planta/ en nuestras espaldas”, “Para entregarse a la abreviada tierra y al verde nómada”, “Incrustando sus raíces (...) suelo adentro (...) rajaduras de la tierra”, “La piel triste de los cujíes y guamaches detenía nuestro andar en esos recovecos del monte”, “En la paciencia del ganado (...) esta tierra que pesa un sol de lentos abandonos”, “Recurdo de los palenques”, “Pupilas cansadas de viejas matronas/con sus recuerdos agrietados en la cocina”. Es la visión del antropólogo que conoce de cerca los caseríos y sus gentes, es la mirada del poeta ante los recuerdos de Pastora, la matrona del pueblo, Cupertino, el viejo sabio de la región o los amigos Venancio Guaina y Jesús Chique, que recuerdan el Osario de Dios de Alfredo Armas Alfonso.
El cuarto núcleo de reflexiones temáticas, se empalma con la idea de la huida, el exilio y la orfandad. El poeta se siente huérfano de sus primeros días, por eso lo hemos denominado al comienzo de nuestra lectura autor otoñal. César canta desde la madurez de sus cortos años y reflexiona desde la experiencia de su días. Con su poesía, el autor procura escapar del pasado, pero con elrecuerdo a cuestas. Es el deseo de no olvidar, para encontrarse siempre con ese pasado.
En este grupo semántico, se cuenta con las siguientes expresiones: “Si intentas robar en tu huida/el sueño de las cabrillas”, “Las últimas despedidas”,”..Me vaya como un forastero”,”Somos un rezado de leyenda”,”viajar en secreto por donde regresa el viento/aborrar los suspiros”,”Busco un sitio/en donde tender mi sombra/para darle nombre al destierro”,”Hazme sentir las grietas de los patios/la sabrada imagen del exilio”,”Pides regreso en medio de un osario desconocido (...) sientes la infancia en la enramada (...) recordando a tus padres/esta tarde fría de agosto”,”venimos de la intemperie/viajando con una queja en el alma”. Lo que no dice el poeta César Uzcátegue en sus reservadas conversaciones, es descubierto en su poesía, ya Bachelard había dicho que las soledades de hoy nos devuelven las soledades primeras. Toda nuestra infancia puede ser imaginada de nuevo y al hace esto, se volverán a encontrar las ensoñaciones de la niñez.
Lo que se ha ofrecido a nuestra lectura e interpretación, ha sido el sentido del texto. El acercamiento individual a cada uno de los poemas conduce, sin embargo, a una reagrupación de conjunto. Cuando se medita sobre las estrofas del poema “Resguardos”, que da título a la obra, se observa la coherencia ofrecida por el poemario completo.
Resguardos.
Ya hace tiempo que no hay zozobras en mi almaapenasse oyen los murmuros de un brujotrepando la lunay se sientenlas pupilas cansadas de viejas matronascon sus recuerdos agrietados en la cocinapor estas calladas nochesvestidas de lejanzas.Allí, me reconozcocomo un fragmento de barrodespidiéndome de las paredes.
Como se podrá recordar, el primer núcleo vislumbrado en el poemario completo, pertenecía a los fantasmas del ayer. En este poema, en particular, se lee: “murmuros de un brujo”; el segundo núcleo corresponde a los testimonios del ayer: “Hace tiempo que no hay zozobra en mi alma”, recuerdos agrietados en la cocina”; el tercero, a los recuerdos de Anzoátegui, a sus gentes: “De viejas matronas” y el cuarto a la huida del ayer, al destierro, al exilio: “me reconozco como un fragmento de barro despidiéndose por las paredes”.
La coherencia observada en “Resguardos”, poema clave para la interpretación general del poemario, también está latente en los títulos de los poemas que estaban identificados con nombres. Recordemos las dieciséis inspiraciones con sus títulos sugestivos: Ancenros, Reseñas, Testimonio, Guayabal, Quejumgres, Vestigios, Desalojos, Resguardos, Animas, Arraigos, Capachal, Trechos, Lejanzas, Orfandad, Los dueños y Papeles.
Si agrupamos estos títulos procurando un criterio de selección, se puede obtener de nuevo los cuatro núcleos de reflexión temática, aludidos ya.
Núcleos de reflexión temática en el poemario Resguardos.
NUCLEO 1 NUCLEO 2 NUCLEO 3 NUCLEO 4
Los fantasmas Testimonios de Pueblos y gentes Huida, exilio, destierro.
del ayer. un pasado. de Anzoátegui.
Ancestros Reseñas Guayabal Quejumbres.Vestigios Testimonios. Capachal. Desalojo.Animas Arraigos Trechos LejanzasLos dueños Papeles Orfandad.
Núcleos de reflexión temática en el poema “Resguardos”.
NUCLEO 1 NUCLEO 2 NUCLEO 3 NUCLEO 4
Los fantasmas Testimonios de Pueblos y gentes Huida, exilio, destierro.
del ayer. un pasado. de Anzoátegui.
“Murmuros de un “Recuerdos agrietados “Viejas matronas” “Me reconozco comobrujo” en la cocina”. fragmento de barro“Hace tiempo que no desprendiéndose dehay zozobra en mi alma” las paredes”.
Como se puede apreciar por los esquemas anteriores, basta sólo con agrupar los títulos de los diferentes poemas, para recoger la mismas reflexiones que sirven de urdimbre a todo el libro delpeta/antropólogo César Uzcátegui. La misma estructura del poema “Resguardos” que da título al libro, posee las claves de todo el poemario. Hemos visto, pues, cómo el poeta, el amigo, ha ofrecido sus reflexiones de una manera coherente en la hermosa antología que recoge su publicación.
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